“Hay ciudades en las que cabe un país. Una de ellas es Bayamo. A más de medio milenio de existencia, sus raíces se afianzan y multiplican. Bayamo es historia viva”, diría Miguel Barnet y es cierto, tanto, que golpea cotidianamente cuando la nación entona Al combate corred… Entonces, “toda Cuba fue Bayamo, todos somos Bayamo”, como expresara el pasado 20 de octubre el historiador Eusebio Leal.
Pero los acontecimientos no terminaron aquel día de 1868, no creo que referencia alguna pueda equiparar el hervidero de emociones en la ciudad libre hasta el momento justo de la ceniza.
José Maceo Verdecia relata en su texto Bayamo, entre la audacia literaria y la fidelidad histórica “que las campanas alegres como nunca, poblaban el espacio con sus tañidos anunciando, de manera periódica, la proximidad de la ceremonia.
Se refería a la mañana del 8 de noviembre de 1868:
Bayamo era capital provisional de la Revolución triunfante y en honor a este acontecimiento se celebró un Te Deum en la Iglesia Mayor, donde el padre Diego José Baptista bendijo la Bandera con que se alzó Carlos Manuel de Céspedes en Demajagua, narra Ludín Fonseca García, historiador de la Ciudad Monumento.
“Céspedes, sonriente, agitando su sombrero de un lado a otro, no cesaba de saludar a la muchedumbre – continua Verdecia- Paso a paso, avanzando como podía, llegó hasta la puerta de la iglesia. Allí, investido con las sagradas insignias pastorales, severo el rostro, fulgurante la mirada, le aguardaba el Padre Batista.
La bendición de la bandera quedó perpetuada en un óleo de 8,5 metros de ancho por 4,5 metros de alto, pintado por el artista dominicano Julio Desangles siguiendo el estilo de la escuela de Sorolla.
El cuadro se ubica en el arco formero de la nave principal de la catedral y es la única pintura de tema patriótico en un templo católico cubano.
A la salida de la ceremonia religiosa un momento significativo fue cuando se escuchó el Himno cantado por vez primera por un coro de 12 bayamesas, seis blancas y seis negras: Adriana del Castillo, Candelaria Figueredo, Inés Jerez, Ana Rodríguez, Catalina García, Amelia Montero, Caridad González, Ana Jerez, Elisa Figueredo, Isabel Jerez, Victoria Rodríguez y Ana Estrada, refiere Fonseca García.
Una docena de señoritas de diferentes clases sociales vestidas con los colores de la bandera, dirigidas por el maestro Manuel Muñoz Cedeño entonaron las notas de la marcha patriótica de Figueredo, hace 150 años en la liberada urbe oriental que entró a la historia revolucionaria y a la leyenda.