“La Rumba es un género netamente cubano. Es telegrafía sin hilo de la música cubana que nace a partir de un sentimiento. La rumba es ancestros, es historia”, declaró Wilmer Ferrán Jiménez director de la agrupación Rumbatá durante un taller sobre el género impartido en la Asociación de Hermanos Saíz de Granma, como parte de la XXV Fiesta de la cubanía.

Ferrán, quien compartió con el joven auditorio, explicó que su surgimiento estuvo aparejado a la guerra de independencia en Cuba, cuando practicantes de las religiones yoruba, congo, bantú, abakuá…se unieron para defender una misma causa: la independencia de Cuba.

La Rumba es cantable porque nace de un sentimiento que tienes que dibujar. Un lalaleo, ese quejido andaluz de la música flamenca, llevado a la clave.

“La rumba nos caracteriza como cubanos, no solo porque está declarada Patrimonio inmaterial de la humanidad. La rumba es patrimonio por sí sola, porque nace del pueblo. Es un arte muy nuestro, que no admite comparación. Mezcla lo africano con lo español. Es muy criolla.”

Ferrán, quein se califica un defensor a cabalidad del género convidó a no limitar más a quienes se inclinan por la danza, o cualquier otra manifestación del arte. Igualmente defendió que los rumberos deben comportarse como artistas, porque la rumba es un arte más.

“No podemos formar parte de esa mirada, de ese lastre antiguo que trae la rumba consigo misma. El rumbero de hoy es un artista que tiene familia, que se identifica y se proyecta con el ejemplo. La rumba es humildad.

“La rumba es cubana, es país, es revolución, época, tradición, ancestros, historia. Soy yo, eres tú, es el que camina, el que se expresa. Juan Formel decía, vamos a hacer sinceros: los cubanos somos rumberos.”