Santiago Ortíz Fernández superó su dependencia del cigarro hace diez años cuando decidió mejorar sus condiciones de salud, después de tres décadas como fumador activo.

Había vivido una odisea mientras la ansiedad por llevar el narcótico a su boca dominaba el deseo de abandonar el vicio, pero su autocontrol le permitió revertir la situación.

“Era muy joven cuando comencé mis incursiones junto a mis amigos a los 14 años, primero nos gustaban los Suave, pero el curso posterior decidimos consumir Fuerte.

“Así fui aferrado por treinta lustros, a esa mala conducta que provoca olor repugnante, manchas en los dientes, arrugas a la piel…

“Todo ese tiempo experimenté dolores de cabeza, fatiga al correr, solo pesaba 59 kilogramos.

“Cerca de las cinco décadas de vida tenía, cuando decidí cambiar el rumbo de mis decisiones y optar por suspender el mal hábito.

“Era julio y se acercaba mi cumpleaños. Fumaba poco pues me propuse disminuir progresivamente esa falsa satisfacción de un deseo que antes era incontrolable.

“Fue difícil porque la ansiedad me asechaba principalmente en las noches, donde en sustitución de la droga, me alimentaba de forma excedida.

“Aumenté rápidamente de peso, ya sobrepaso los 85 kilogramos. Me siento mucho más saludable, soy donante voluntario de sangre y los malestares desaparecieron.

“A la par del proceso de desintoxicación, estudié Higiene y Epidemiología, hasta graduarme.

“Hoy atiendo el programa de las enfermedades no transmisibles en el territorio, entre ellas, el tabaquismo, por lo cual soy promotor de las prácticas saludables.

“Este martes un grupo de mis compañeros y yo salimos a la calle y a algunas entidades para bridar a los demás información de las consecuencias asociadas a la inhalación de nicotina.

“Tanto en la economía, en la familia, como en la sociedad, logra impactar positivamente una decisión como esa.

“Me gustaría que todos los fumadores conocieran los tipos de cáncer y otros padecimientos relacionados con el consumo de esa sustancia tóxica para evitar su posible incidencia en sus organismos.

“La salud primero, esa es mi máxima”, concluyó el cautocristense Ortíz Fernández.