La sangre bayamesa de Nelson Domínguez

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Por Osviel Castro Medel | 8 noviembre, 2017 |
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FOTO/Rafael Martínez

Aunque nació en la provincia de Santiago de Cuba (Baire, 23 de septiembre de 1947) y vive en La Habana desde hace mucho, Nelson Domínguez Cedeño está conectado eternamente con Granma. En tierras de esta actual provincia conoció los pupitres, se enlazó con los lienzos y empezó a formar las fantasías que luego llegarían a sus obras.

Estuvo entre los alumnos que iniciaron el sueño de la Ciudad Escolar Camilo Cienfuegos, primera obra educacional de la Revolución, y en ese techo de estrellas,  ubicado en Caney de Las Mercedes, fue discípulo del creador chileno Hugo Jaramillo.

El maestro no solo le enseñó a modelar o dibujar; también hizo que incursionara en obras de teatro, coreografías de baile y hasta en la música, pues Nelson se contaba entre los que aprendieron a tocar el acordeón.

Pronto ganó concursos con sus dibujos y Sidroc Ramos, entonces director del centro, viendo aquellas potencialidades, le hizo una promesa a Domínguez: “Te voy a mandar para La Habana a estudiar arte”.

Así, en la conocida ENA, comenzaría la escalada de este pintor, dibujante, grabador y ceramista que hoy ostenta incontables lauros y ha expuesto en Cuba, Holanda, Japón, México, Francia, Estados Unidos, Gran Bretaña, India, Rusia, Suecia, Malasia, Brasil, Panamá, Colombia y otros países. Algunas de sus obras forman parte de las colecciones privadas de celebridades como los cineastas estadounidenses Robert Reford y Steven Spielberg, y la lengendaria actriz noruega Liv Ullman.

Impartió docencia a Zaida del Río y Rogelio López Marín (Gory), entre otros pupilos que llegarían muy lejos.  Nada tiene de casual que haya alcanzado la categoría de Profesor Consultante del Instituto Superior de Arte.

Pero a este hombre no se le ha subido ningún humo a la cabeza y sigue mostrando la humildad de los tiempos en que vivió en la Sierra Maestra o de la época en que era un muchachito con extraordinarias habilidades futbolísticas, precisamente en la Ciudad Escolar.

Por eso no es extraño este Premio Nacional de la Artes Plásticas que una y otra vez retorne con su maestría celestial a Granma, aunque quisiera hacerlo más. “Las responsabilidades a veces no permiten venir como uno desearía”, dijo hace unas semanas en la Ciudad Monumento.

Precisamente aquí, durante la Fiesta de la Cubanía, habló de otras conexiones vivas con esta tierra. “Tengo sangre de Bayamo. Mi madre  es de los Cedeño de Bayamo, disfruto mucho volver a este lugar tan querido”, expresó después de inaugurar, en la Casa de la Cultura 20 de Octubre,  la exposición Jinete de la Luz, dedicada al Comandante en Jefe Fidel Castro.

Esas conexiones sanguíneas y afectuosas harán que Domínguez vuelva de nuevo a la Ciudad Antorcha. Ya anunció en la Fiesta… que traerá a estos predios una gran colección denominada El Caballo, fusión artística entre la imagen del Líder de la Revolución y la figura del corcel.

Jinete… de 22 piezas, es solo un adelanto de ese proyecto, que incluirá obras hasta de tres metros. “Cuando lo termine, tal vez el año próximo o más adelante, va a pasar por este lugar”, comentó en la Casa de la Cultura. Y agregó con visible conmoción: “Fidel fue, ante todo, un amigo que conocí personalmente, un pensador, un hombre que muchos intelectuales y gente de a pie, llamamos con cariño, por todo lo que hizo,  El Caballo”.

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