La tregua de Lorenzo

EL CAMPEÓN PARALÍMPICO DE RÍO 2016 CONVERSÓ, ENTRE OTROS TEMAS, SOBRE LA DEUDA QUE NO PUDO SALDAR EN LIMA Y SU POSIBLE RETIRO, DESPUÉS DE LOS JUEGOS DE TOKIO
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Por Leonardo Leyva Paneque | 6 junio, 2020 |
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FOTOS Luis Carlos Palacios Leyva

Ni el mes que estuvo sin entrenar, debido a los problemas con la presión arterial, ni el aislamiento social al que está confinado, junto a su familia, por la COVID-19, truncan el sueño de Lorenzo Pérez Escalona de repetir el triunfo de hace cuatro años en Río 2016.

Así lo reveló el nadador niquereño, monarca en los 100 metros libres de la categoría S6 en los Juegos Paralímpicos de la urbe brasileña, que ha enfrentado más de un obstáculo en el último periodo de su carrera.

“No he tenido una buena preparación, por lo tanto, en Tokio 2020 el resultado no iba a ser el mejor, aunque me esforzaría, como siempre lo hago”, expone el también recordista mundial del hectómetro con 1:04.60 minuto, registro que estampó en los Parapanamericanos de Toronto, en el 2015.

Aún así, advierte que el aplazamiento de la justa nipona para el verano de 2021, podría reportarle algunas ventajas, a partir de las deudas de entrenamiento con las que hubiese llegado a tierras del Sol naciente, de haberse efectuado este año, “me trae beneficios, así tengo más tiempo de entrenar”, agregó.

Para mantener la mejor forma posible, Pérez Escalona realiza preparación física alternativa en su casa, de Bayamo, mientras sigue al pie de la letra las instrucciones del entrenador Ernesto Garrido.

“Aquí tengo un hércules y trabajo en una máquina de remo, que me resulta de gran utilidad, porque sirve para fortalecer el tren superior, incluyendo la espalda, fundamental en mi carrera”, argumenta.

Lorenzo lamentó, además, la cancelación de la base de preparación, que debía realizar en Granma, junto a Garrido y sus compañeros de equipo, “pero apareció la pandemia”, acota.

Otro imprevisto también frustró sus intenciones meses atrás, cuando se alistaba para mejorar su plusmarca del orbe, durante la cita múltiple del continente, que acogió Lima el año anterior.

“Quería llevarlo hasta 1:03.80 min o acercarme a ese registro, los resultados en la Serie internacional me decían que podía, pero antes de viajar a Perú me dio dengue”, recuerda sobre una deuda que todavía le martilla la mente.

Entonces, se vio obligado a repensar los objetivos para la capital peruana, aunque jamás renunció al propósito de luchar por el título en su principal especialidad, en la que finalmente cedió ante su archirrival, el colombiano Nelson Crispín.

Así, terminaron de desvanecerse las ilusiones de un nuevo tope mundial que alimentó, tras varias jornadas de arduo entrenamiento; mientras salía de la cita limeña, además, con la corona en los 400 y plata en los 50 (también cayó frente a Crispín).

“De todas maneras, perdí con alguien que tiene talento, se esfuerza y, al igual que yo, se entrega al máximo; eso también me reconforta”, expresó Lorenzo sobre la eterna rivalidad con el sudamericano.

A sus 34 años de edad, ya comienza a referirse al retiro, “quizás esté hasta el 2024, pero con menos responsabilidades, aunque seguiré comprometido con la Revolución”, explica.

“Hay quienes consideran que es mejor irse cuando todavía estás en alza, son más gratos los recuerdos que dejas, y estoy pensando en terminar después de Tokio”, expone, algo dudoso, pero convencido de que su despedida se acerca.

Por el momento, Lorenzo se acoge a una tregua, y alejado de las piscinas sigue a la espera de su retorno a La Habana, donde debe retomar el alistamiento, antes de dar las brazadas que podrían signar, tal vez, el fin de su exitosa trayectoria por las piscinas del orbe.

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