El largo viaje de Jorge

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Por Osviel Castro Medel | 16 abril, 2020 |
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FOTO/Osviel Castro Medel

Era un joven con una melenita graciosa cuando comenzó su trascendental oficio. Estaba cargado de ilusiones y lo que más lo animaba era el deseo de trabajar, no importaba si a deshora.

Ahora, pasándose la mano por el cráneo, Jorge Luis Rodríguez Antúnez casi no puede creer que hayan pasado 40 años de su primera práctica al volante y tres décadas y media trabajando en el Partido, una organización que para él ha sido escuela, crecimiento y casa de amigos.

“Comencé manejando en el Servicio Militar, cuando salí lo hice en la delegación provincial del ICAP (Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos) y luego vino esta experiencia, que ha llevado mucha superación”, comenta este hombre nacido el 15 de julio de 1961.

Su puesto inicial fue como chofer de piquera, luego timoneó un auto de un miembro del Buró provincial y en 1991 empezó a conducir en la Primera Secretaría, una responsabilidad que ha mantenido hasta hoy.

Desde entonces conoció de cerca a siete personas que tuvieron ese alto cargo.

“Cualquier función en el Partido implica sacrificio y es a la vez un honor”, asegura mientras le vienen a la mente las jornadas laborando hasta por llanos y montañas en cualquier horario.

“Soy chofer y escolta al mismo tiempo, por eso se duplica la consagración y la discreción; el comportamiento social  también debe ser intachable pues muchas personas ya no me identifican con mi nombre sino con quien  le maneja al primer secretario”, explica.

“Aquí he aprendido, me he formado y he hecho otra familia. Son 35 años de mi vida, en los que he vivido cosas muy lindas”, asegura.

Para este bayamés, una de esas páginas inolvidables fue la que tuvo en la República Bolivariana de Venezuela, donde laboró de 2008 a 2010 en el Grupo nacional de trabajo del Partido.

“Estuve en los 24 estados de ese país, en todo tipo de carreteras; fui chofer del compañero Roberto López Hernández,  quien era jefe de la misión cubana en Venezuela”, cuenta.

Tampoco olvida los momentos en los que debió prestar sus servicios a altos dirigentes de la Revolución que visitaron Granma, aunque por modestia y su acostumbrada manera de guardar secretos no abunda demasiado sobre el tema.

Amante del béisbol, de la música y la familia, se considera una persona “normal y solidaria”, que no tiene ningún privilegio y vive como casi todos, experimentando lo que pasa en la bodega y el barrio.

“Me gusta aconsejar a los nuevos, porque yo llegué al Partido siendo casi un niño y sé cómo es esto. Siempre les digo que se superen en el volante y políticamente”, reconoce este padre de cuatro hijos.

Por ese deseo de ayudar a los demás no fue casual que hoy, cuando se celebra el Día del trabajador del Partido, muchos lo felicitaran y lo abrazaran desde la distancia que aconseja este tiempo.

“He sido un soldado, siempre dispuesto a cumplir cualquier tarea”, sintetiza. Con 58 abriles, todavía se siente con ánimos, pese a tantas madrugadas y desvelos.

El largo viaje y simbólico viaje que comenzó hace 35 años continuará con el mismo empuje de aquel principio cargado de sueños.

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  1. Conozco a Jorge desde que comenzó en el PCC, fue el primer bayames que me visitó con solo horas de mi estancia en Venezuela acompañando a otro querido amigo. La alegría y atención que me brindaron desvaneció mi estress de recién llegado a Caracas en donde permaneci por 4 años. Ahí se afianzó aquella amistad y mi reconocimiento por su dedicación durante tantos años a esa labor. Despedirlos fue difícil. Jorge es de esos tantos héroes del trabajo anónimos que circulan a nuestro lado. Muchas felicidades para el y su familia que tanto lo apoya para que siga dando más a su obra.

  2. Jorge, muchas felicidades, hombres como tú son los que la patria forja, coincido que trabajar en el Partido es un honor, un sacrificio. Ese organismo es una gran escuela, por lo que te forma y enseña. Felicidades a todos los que como tú permanecen hoy en esa gran batalla.