Las aves, importante riqueza natural en cayos del norte de Cuba

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Por Prensa Latina (PL) | 8 agosto, 2017 |
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Ciego de Ávila, Cuba – Las aves constituyen una de las principales riquezas naturales en los cayos que bordean el litoral norte de la central provincia de Ciego de Ávila.

 

Denominado Jardines del Rey, es el mayor de los cuatro archipiélagos que rodean a Cuba y resalta por la diversidad de la flora y la fauna, la belleza de paisajes terrestres y marinos, así como por la conservación de los ecosistemas costeros.

Cubiertos de bosques, con predominio de árboles pequeños y mangle, y con más de 40 kilómetros de playas, los cayos Coco, Guillermo, Paredón Grande, Antón Chico y Media Luna, forman parte de la Reserva de la Biosfera Buenavista.

Bañados por las aguas del Mar Caribe y del océano Atlántico los islotes refugian a más de 200 especies de aves de 14 géneros, entre migratorias, terrestres y endémicas, por lo que representan un gran potencial para el turismo de naturaleza en la zona.

Los cayos proporcionan cobija permanente o temporal para las aves, tanto para especies propias del territorio cubano como para otras que llegan desde tierras lejanas en busca de un clima cálido.

En ese entorno están inventariadas unas 230 variedades de plumíferos, más del 60 por ciento de las registradas en la Isla y una cifra significativa migratoria, debido a la existencia en la zona de un importante corredor internacional.

Debido a su posición en el Golfo de México, tales escenarios naturales se consideran punto vital para la residencia invernal de aves nómadas, no sólo para la permanencia en la época de frío, sino también para una breve estadía y luego proseguir rumbo al sur del continente.

No obstante hay otros pájaros viajeros que formaron comunidades permanentes en Cayo Paredón Grande, al encontrar condiciones para su reproducción y alimentación, como son el frailecillo silbador y el víreo de las Bahamas.

Según el biólogo Antonio García, ese es el único lugar de Cuba donde existen esas dos especies de aves caribeñas, mientras que, al norte de los cayos Coco, Guillermo y Paredón, se encuentra el sitio de nidificación de la gaviota más importante del Caribe, especialmente de las variedades gallego y monja prieta.

Cayo Coco, uno de los escenarios de más alta diversidad de especies voladoras, sobresale por tener una gran colonia de flamencos rosados, ave que fue calificada por el escritor Ernest Hemingway como ‘fea en detalle y a la vez perseverantemente bella’.

Alrededor de esos parajes conviven algunas joyas endémicas de la Isla como el cabrerito de la ciénaga, el cartacuba, el sinsoncillo, el carpintero verde, el pechero, el sinsonte prieto y el gavilán batista, entre otras.

Perteneciente al Gran Humedal Norte de Ciego de Ávila, habitan allí poblaciones de coco blanco o ibis blanco, el cual por su abundancia da nombre al islote; el periquito, el negrito, el chichinguaco, el zunzún y muchos más.

Los carpinteros jabao, verde y escapulario disponen en toda la cayería de sólo 16 ejemplares de palma real (árbol nacional de Cuba) para hacer sus nidos, agujeros que también sirven de guarida a otros 12 tipos de plumíferos, entre los que se incluyen el sijú y la ciguapa.

Prevalece también una gran cantidad de corúa, ave que vive en la Bahía de los Perros, zona que sirvió para la construcción del pedraplén (vía sobre el mar) que une a la cayería con tierra firme.

Actualmente especialistas del Centro de Investigaciones de Ecosistemas Costeros de Cayo Coco (CIEC) centran los estudios en el víreo de las Bahamas, el cabrerito de la ciénaga y el sinsonte prieto por ser variedades muy expuestas a desaparecer, si no se les preserva el hábitat natural.

Por esos parajes está enclavado el destino turístico Jardines del Rey, uno de los más importantes del país, en el cual funcionan 16 hoteles con más de siete mil 900 habitaciones y una amplia red de instalaciones recreativas.

Es una de las razones para preservar la biodiversidad en la región mediante monitoreos e implementación de planes de manejo, con vistas a observar la reacción de las aves frente a las construcciones turísticas.

Cada año llegan a la región miles de turistas de diversas partes del mundo, a quienes les atrae la observación de aves, de ahí la importancia de salvaguardar el medio donde viven y embellecen el paisaje con sus cantos y su colorido plumaje.

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