Las esencias de Jesús Menéndez

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Por Osviel Castro Medel | 22 enero, 2018 |
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Su asesinato ya estaba anunciado: en 1947, un año antes de que se consumara el crimen, hubo al menos tres intentos de matarlo.  Pero no por  “esperado”, el crimen dejó de conmover a Cuba aquel 22 de enero de 1948.
Cobardemente baleado por la espalada, en la terminal de Manzanillo (municipio de la actual provincia de Granma), Jesús Menéndez Larrondo era el General de las Cañas, como lo bautizara después el poeta Nicolás Guillén. Ese seudónimo nació de su liderazgo en el sindicato de los azucareros cubanos.

Una apretada semblanza de él sería esta: negro elegante, atractivo por el físico; que casi siempre andaba muy  rápido con zancadas atléticas, largas. Odiaba la opulencia y hablaba con acento francés por los defectos congénitos de su lengua, gustaba de la broma, pero no de la «pesadez». Era amable y agitado, y vestía sin lujo, aunque sus zapatos o su guayabera jamás dejaron de tener brillo.

Gustaba del béisbol, el cine y el estrechón de manos con las gentes del pueblo. Sin haber vencido la primaria, sorprendía por la inteligencia natural y por sus discursos brillantes, capaces de ayudar a lograr el pago del diferencial azucarero, la higienización de los bateyes y otras mejoras que no cabían en cabezas latifundistas.

Sus abuelos, Doroteo y Felicia, conocieron la manigua redentora y su padre, Carlos, cabalgó en la invasión junto al Titán de Bronce, Antonio Maceo.

Antes  de cumplir 14 años fue machetero machete en los cañaverales de la antigua provincia de Las Viñas- donde nació- también vendió pan, pescado o quimbombó por barrios dolidos de entonces;  y llegó a ser retranquero y escogedor de tabaco.

Utilizó el seudónimo de Junio para batallar desde las filas del Partido Comunista, un riesgo tremendo en aquella época.  Fue alumno-sindicalista Lázaro Peña, forjador de la Central de Trabajadores de Cuba.

Por sus luchas y ejemplo fue ascendiendo en la vida política del país hasta convertirse  en parlamentario.  Así devino  piedra en el zapato para el Gobierno de Ramón Grau.

El escogido para asesinarlo se nombraba Joaquín Casillas Lumpuy, militar de triste de recordación por sus desmanes durante la llamada República mediatizada. Este trató de detener a Jesús Menéndez en el andén de trenes de Manzanillo, quien realizaba un periplo por el oriente cubano para reunirse con trabajadores azucareros.

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  1. Muy importante destacar a la figura de Jesús Menéndez y que se conozca de sus luchas por la defensa de los trabajadores del sector azucarero.

  2. Cobardemente baleado por la espalada, en la terminal de Manzanillo (municipio de la actual provincia de Granma), Jesús Menéndez Larrondo era el General de las Cañas, como lo bautizara después el poeta Nicolás Guillén. Ese seudónimo nació de su liderazgo en el sindicato de los azucareros cubanos.Por sus luchas y ejemplo fue ascendiendo en la vida política del país hasta convertirse en parlamentario. Así devino piedra en el zapato para el Gobierno de Ramón Grau.