En una vivienda modesta, pero sólida y confortable, residen ahora Miriam Bencosme Mena y su hermana Petronila, quien padece invalidez.
El inmueble es una Célula Básica Habitacional (CBH) cuya construcción fue financiada con el subsidio de 67 mil pesos, otorgado a Miriam por el órgano local de gobierno en el municipio de Jiguaní.
Ella es jubilada del sector educacional, en el que laboró como ayudante de cocina en la escuela Luis Augusto Turcios Lima, en Cautillo, y vivía en una casita en Minas Harlem, que por sus malas condiciones se derrumbó.
Al quedar sin hogar, su hija Enelba, residente en el reparto 13 de marzo, en la ciudad de Jiguaní, las acogió a ella y a Petronila.
La ejecución del inmueble la asumió la Dirección de la Vivienda en dicho municipio y la apadrinó Servicios Comunales, que aunaron fuerzas y deseos de hacer para que sus destinatarias tengan un hogar digno.
La CBH de Miriam fue inaugurada en vísperas del reciente 26 de julio y es la número 13 terminada este año en territorio jiguanicero.
También, como saludo al Día de la Rebeldía Nacional, en el lugar denominado batey de Dos Ríos, fueron concluidas seis viviendas de mampostería y cubierta de zinc, erigidas por fuerzas estatales.
Dos de los propietarios de esas moradas con quienes La Demajagua intercambió, son Juan Álvarez Chacón y Yazmin Rojas Capote.
Juan tiene 80 años de edad y residía en una casa deteriorada próxima a una cárcava, en el sitio nombrado Trampolín, en San Juan de Buena Vista.
Yazmin es maestra de primer grado en la escuela José Rafael Pacheco Cintra y vivía en una casita de tablas en mal estado.
Ambos aseguran estar felices y la risa de Yazmin no deja duda en cuanto a su alegría.
René Paneque Oliva, vicepresidente del Consejo de la Administración del Poder Popular (gobierno), en Jiguaní, destacó que desde que comenzó la entrega de subsidios, en 2012, en su municipio se han otorgado 294, ascendentes a más de 13 millones de pesos.
Para el año en curso, añadió, el gobierno local tiene en plan otorgar 58 subsidios, que en algunos casos su monto puede llegar a cerca de 100 mil pesos.
La concesión de subsidios no reembolsables a personas de bajos ingresos “es un acto de solidaridad humana”, remarcó Paneque Oliva.