Todo un pueblo, después de emancipado, entonó las notas musicales de la marcha guerrera compuesta por Perucho Figueredo 14 meses antes.
Aunque la composición era un llamado a la lucha también tenía un marcado signo de libertad, pues Bayamo se convertía, el 20 de octubre de 1868, en la primera ciudad libre del gobierno español.
Muchos corrían detrás de Perucho pidiendo la letra de su composición musical, estrenada en la iglesia para la fiesta del Corpus Christie, en la cual participó el gobernador español Julián Udaeta, quien sospechó que nada tenia de religiosa y sí mucho de guerrera.
Bayamo había roto las cadenas de la opresión y se necesitaba el canto de alegría y compromiso con la independencia, por eso Perucho cruza los pies sobre su caballo y escribe un canto llamando al combate a los bayameses, que la paria os contempla orgullosa, encendiendo el ánimo de los presentes.
Luego llama a tomar las armas para romper los eslabones de la esclavitud y acabar con la situación afrentosa y oprobiosa reinante en Cuba.
Todos coreaban enardecidos la bayamesa, nombre inicial de aquel himno que primero fue de Bayamo para luego ser de Cuba.
Nadie quedó en casa ese 20 de octubre de 1868, pues la emancipación de un pueblo no es algo que sucede todos los días, por eso eran miles de voces, al unísono, cantando a la lucha y a la independencia.
Mas ese coro creció a millones, quienes hoy disfrutan de la nación heredada de los padres fundadores, los cuales no temieron una muerte gloriosa porque morir por la Patria es vivir.
Ese día memorable quedó demostrado que no hay canto más bello y sublime que aquel nacido de la libertad.