Rio de Janeiro-. El brasileño Robson Conceicao derrotó hoy al cubano Lázaro Álvarez, impidiendo así que el auto-proclamado Príncipe fuera Rey en el cuadrilátero olímpico de Rio de Janeiro-2016.
Lo que parecía una corona segura acabó en un bronce meritorio, pero que se antoja insuficiente para el potencial del monarca mundial de los 66 kilogramos, quien mostró poco boxeo ante un púgil de casa, que atacó y buscó más.
Al final Álvarez incurrió en el mismo pecado de su compatriota Erislandy Savón, que ayer fue eliminado en el pleito semifinal por un pegador kazajo incisivo y más preocupado por dar golpes que por evitarlos.
Si bien esa es una máxima del Arte de Fistiana -dar sin que te den-, el estilismo a veces pasa factura a los cubanos, que pecan de conservadores cuando la historia les ha demostrado que en ring ajeno hay que salir a tumbar, y a convencer.
Aún así, el llamado Buque Insignia del Deporte Cubano todavía tiene otras opciones de oro, si los puños que han ganado dos Series Mundiales de Boxeo buscan más el rostro de sus rivales que los lentes de las cámaras.
Talento sobra, técnica también, pero es preciso menos poses y más actitud para que comiencen a caer los títulos que tanto espera -y necesita- la afición cubana.