La actuación de Lázaro Blanco va resultando decisiva en las aspiraciones de Ciego de Ávila de retener la corona de la pelota cubana, aunque en esta ocasión fue el estadio José Ramón Cepero el escenario que lo vio brillar.

Como la semana anterior -cuando frenó a Industriales en el Latinoamericano-, Blanco respondió a las expectativas del mentor Roger Machado cuando lo llamó a sus filas para asumir los play off de la quincuagésimo quinta campaña.

Y hasta el momento el espigado yarense no lo ha hecho quedar mal. Otro desempeño fabuloso tuvo anoche, partido en el que Los Tigres avileños volvieron a imponerse ante Pinar del Río en la Gran final.

En solo dos sencillos dejó a la artillería pinareña durante siete y dos tercios de labor, aunque par de errores de sus nuevos compañeros en la parte baja del octavo capítulo abrió las puertas del home a un corredor rival, para privarlo de su segunda victoria en la presente postemporada.

Así, Lázaro redujo su promedio de carreras limpias a 0.64 (14.0-1) y el average de los contrarios a 133 (45-6). Además, solo una reacción vigorosa de Los Vegueros permitiría que regresara a la lomita por los felinos avileños, que parecen indetenibles en busca de su tercer título, el segundo consecutivo.

Por cierto, en ese triunfo de la tropa que comanda el timonel Machado, el también refuerzo Guillermo Avilés resultó clave con la línea al jardín derecho, que impulsó la primera carrera del desafío, extendido a 13 entradas.

El domingo se reinician las acciones en el parque Capitán San Luis, de Vueltabajo, y allí Los Tigres podrían dar por terminado el certamen de imponerse en dos ocasiones, de lo contrario regresarían a sus predios, donde –hace algunos años- se erigen casi invencibles en las postemporadas del béisbol cubano.