Curtido en las más exigentes batallas del béisbol cubano en los últimos tiempos, Lázaro Blanco Matos agradece el obligado receso al que tuvo que acogerse, cuando la pandemia arremetió contra Cuba.

“El descanso me vino muy bien, llevaba varios años de intenso trabajo”, refiere el estelar lanzador de Granma, que se alista para un nuevo contrato en la Liga mexicana, con los Saraperos de Saltillo.

“He mantenido la rutina diaria, para estar en óptimas condiciones, cuando arranque la Serie nacional o enfrentar el contrato, que firmé a finales de enero”, revela el espigado yarense.

Blanco estuvo alrededor de 20 días sin coger una pelota, “luego empecé a tirar, hice bull pen y comencé un ejercicio con ligas pegadas a los pies, buscando fuerza en las piernas, fundamental en los lanzadores”, destaca el doble monarca con la selección granmense.

“En México es distinto, porque si no estás bien, te dan de baja rápido”, advierte, por lo que sigue las indicaciones del entrenador de los Saraperos, “las tengo en cuenta, junto a mi preparador Luis Ernesto González Escalona”, acota.

“Lo importante es demostrar la calidad del béisbol cubano”, precisó, mientras se mantiene fiel a su filosofía: “En cada salida trato de dar lo mejor de mí, ese es mi trabajo. Me incomoda salir a la calle y que la gente diga Lázaro Blanco perdió”.