“El liniero no tiene hora”

Share Button
Por Anaisis Hidalgo Rodríguez | 10 enero, 2020 |
0
FOTO Mailenys Oliva Ferrales

Dilbert Cusidó Báez no cree en ventoleras, ni en días soleados, pero sí en su voluntad, esa que le hace levantarse cada día con el primer timbre del celular para vestirse de gris y ponerle luz al día.

A pesar de su juventud y llevar apenas un quinquenio como liniero especializado en la UEB de Cauto Cristo, Dilber habla con la sabiduría de quienes peinan canas, porque como el bien dice: “trabajar con corriente es cosa seria.”

Es cierto que de corriente no sabía ni jota. El agua al coco le entró por sus tíos segundos que  trabajan en el sector, así fue como decidió pasar un curso de capacitación y optar por la plaza de liniero.

Como parte de su superación, culminó un curso de seis meses que lo avala como eléctrico especializado, rango que le permite manipular con alto voltaje.

Por estos días de jubileo en Granma por la sede del acto nacional del Día del trabajador eléctrico, Dilber es una prueba más de la sacrificada vida de un liniero, pues, como parte de la brigada  de Pablo Cabrera Aguilera, presta sus servicios en Bayamo.

“Me mantengo 12 días en el contingente y dos o tres días en casa. Allí  me espera mi hijo de cuatro años, y mi esposa. A ellos les dedico el mayor tiempo posible, en ocasiones, a mis otras dos  aficiones: la pelota y la pesca.”

Del universo de la eléctrica Dilber sólo tenía referencias de cuanto oía o veía en las calles,  estaba literalmente “en pañales”, por eso adentrado en él, se propuso desterrar aquello de “en casa del herrero cuchillo de palo”.

Hoy es el electricista de la casa y del barrio; el joven que consultan para solicitar algún servicio,  cambiar una lámpara o instalar un tomacorriente.

“Este es un trabajo difícil y de riesgos, estamos expuestos a alturas, corriente, inclemencias del tiempo. Uno nunca sabe lo que puede encontrar en el camino. Cuando crees que vas a descansar es que empieza tu trabajo.

“El tiempo en la línea es el que le dice a uno lo que debe o no hacer. Es un error trabajar rápido para terminar con prontitud. Cuando manipulamos con corriente es cuando más serios debemos trabajar y cuando más disciplina debemos tener. El secreto está en no confiarse, pese a que contamos con equipos de protección de buena calidad, comprobados en los laboratorios.

“Los linieros somos como una gran familia. Nos cuidamos unos a otros, sugerimos, escuchamos, aprendemos entre todos.”

A pesar de ser el más joven de su brigada, Dilber ya cuenta la vivencia de trabajar en Camagüey para apoyar las labores de recuperación tras el paso del Huracán Irma por la costa norte de ese territorio cubano. Allá marchó con su maletín al hombro y la esperanza de hacer su mejor trabajo.

“Complicadísimo el trabajo, con fango, muy incómodo, pero lo importante es que se trabajó con muy buena calidad para restablecer el servicio eléctrico  en el menor tiempo posible. Acabábamos tardísimo, pero bueno, es que el liniero no tiene hora, casi ni tiempo para la familia. Esta es la vida del liniero. Siempre ha sido así.

“Es cierto que se echa menos, no es lo mismo hablar por teléfono que darle el calor que la familia necesita, pero es el oficio que elegí”, acuña quien fuera primeramente trabajador social y después panadero.

Contrario a lo que sucede en muchos jóvenes, Dilber no es adicto a la tecnología: “el teléfono lo tengo para llamar a la familia y saber de ellos, ¡cuando tengo un chancecito, por supuesto!”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *