La efectividad en el enfrentamiento a los incendios forestales impidió que los daños materiales y humanos fueran de mayor proporción en la provincia cubana de Granma durante el 2015.
Destaca la labor de las fuerzas especializadas del Cuerpo de Guardabosques y de otras que se sumaron en los municipios, lo cual contribuyó al registro de 1,9 hectáreas promedio por cada siniestro, inferior a la norma nacional de cinco hectáreas.
En análisis reciente se hizo énfasis en la necesidad de una mayor labor de prevención para evitar la ocurrencia de estos hechos, cuyas causas se deben a la negligencia humana.
La provincia cerró la campaña del 2015 con la ocurrencia de 50 incendios forestales con 93.85 hectáreas afectadas, resultando esta la mayor en los últimos cinco años.
Incidieron los incumplimientos en las medidas de protección, mala calidad de las trochas corta fuego, poco seguimiento a la tarea por las bases productivas y empresas, además de insuficiente percepción del riesgo.
Sobre Guisa y Buey Arriba; la Empresa Integral Forestal y el sector cooperativo y campesino recayó la máxima responsabilidad en este problema.
Del total de estos hechos, 26 se produjeron en zonas del Plan Turquino, la Cuenca del Cauto y el área protegida de Niquero, lamentándose también la pérdida de 22.7 hectáreas del cultivo de café y otras 17 de frutales.
Cuando el período crítico de ocurrencia de incendios forestales está en marcha, desde enero último, y aunque la lluvia invernal azotó más de lo habitual por estos días, se impone la advertencia anticipada.
No se debe confiar en las condiciones de humedad generadas por frentes fríos como la solución al daño que provocan los siniestros cuando la realidad supera la apariencia.
Los estudios han demostrado la alta peligrosidad de la etapa que se extiende hasta el 31 de mayo, precisamente, por la situación climática, junto a las causas que propician este flagelo que va desde una llama sin control, el descuido al tirar un fósforo o un cigarrillo hasta prender una fogata.
Incurren con actitud negligente los fumadores, choferes que circulan en vehículos sin matachispa, cazadores y pescadores furtivos o castradores de colmenas silvestres, además de campesinos con nocivas prácticas, como la quema descontrolada de desechos agrícolas y potreros para eliminar las hierbas y plagas.
El cambio climático, la prolongada sequía, altas temperaturas, los vientos y el creciente volumen de material combustible, listo para arder, constituyen algunos de los peligros que rondan al territorio.
Se incluye las insuficiencias en la implementación de las medidas técnicas especializadas y preventivas para el cuidado y conservación de los bosques y otras áreas, incumplimientos de planes y falta de preparación.
Mientras las plantaciones forestales en su mayor parte no cuentan con las actividades de silvicultura: chapea, limpia, poda, entre otras, y continúa el insuficiente poder movilizativo de los responsables del patrimonio forestal y de la población en general para enfrentar la llamarada imprudente.
Granma, que ha incrementado su superficie boscosa, invirtiendo mucho trabajo y recursos, podría ve