Tiene apenas 18 años de edad, pero impresiona su madurez en las palabras y cada gesto. Habla con muchos colores y la maravilla de lo natural y lo espontáneo. Sonríe o se expresa con seriedad, no teme decir verdades “duras”, y parece tener siempre la maravilla de encantar.

La conocí por referencias de una compañera de escuela suya hace varios años, quien la mencionó como ejemplo de dirigente juvenil, alumna y persona, lo cual me sorprendió, pues pocas veces se comenta hoy con tanta admiración de alguien cercano.

Verdaderamente, Suzanne Santiesteban Puerta, estudiante de primer año de Medicina en la facultad de ciencias médicas Celia Sánchez Manduley, de Manzanillo, es una escaladora de colinas, gracias a su sacrificio y talento, sin jamás inflarse por los elogios ni arrogancias.

Esta carismática muchacha, quien se desempeñó como presidenta nacional de la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media (FEEM) desde noviembre de 2015 hasta mayo de 2017, representará a la sociedad civil cubana en uno de los foros paralelos a la próxima Cumbre de las Américas, la cual se efectuará en Lima, Perú.

Participante en el XIX Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, realizado del 14 al 22 de octubre de 2017 en la ciudad rusa de Sochi, esta manzanillera, amante de la música y el baile, quien aprendió a leer antes de comenzar la Enseñanza Primaria, asegura estar consciente de la importancia de la nueva responsabilidad.

“Sabemos que Lima debe constituir un escenario difícil y tenso, por eso será importante la ecuanimidad, vamos a compartir ideas y mostrar la realidad de nuestro país”, expresa quien se define como una persona seria, pero risueña a veces, exigente sobre todo con ella misma, estudiosa, buena amiga y sensible, especialmente con los adultos mayores.

Agrega que defenderán las causas justas y la idea de una América unida, como soñó José Martí, a favor del bien de los pueblos.

Esta joven, quien sueña con ser oftalmóloga, aclara que no permitirán agresiones ni veneno de mercenarios pagados por Estados Unidos, con los cuales no están dispuestos a compartir espacios, porque ellos no representan la verdadera sociedad civil cubana y solo desean crear conflictos.

“No los legitimaremos con diálogos ni de otras maneras, aunque respetaremos las diferencias de todos los participantes, pero sobre la base de la dignidad y la decencia”, refiere quien vive con su abuela, Romelia Montano, de 76 años, a la cual define como su inspiración de todos los días, su luz y guía, amiga, consejera y suspiro para seguir en ese camino a veces empedrado que es la existencia.

Suzanne, a quien familiares y amigos suelen llamar Suzi, agrega que, como parte de la delegación, ella reafirmará el apoyo a Venezuela, país asediado y blanco de numerosas balas económicas y políticas, las cuales pretenden eliminar su gobierno progresista.

“Nosotros también expondremos conquistas de Cuba, donde el acceso a la Educación y el país es gratuito, y la entrada a las universidades depende solo de las capacidades intelectuales de cada quien, sin pagar ni un centavo”, manifiesta quien reside en la calle Sariol, en la ciudad costera de Manzanillo, conocida también como Perla del Guacanayabo.

Con seguridad, añade que la solución a los problemas de América no saldrán del norte, sino de la fuerza y la voluntad conjunta de sus pueblos para construir el bienestar colectivo, por eso resulta esencial evitar la expansión del neoliberalismo.

Ella recuerda con entusiasmo cuando fue seleccionada para el quinto congreso pioneril y su graduación de duodécimo grado en el Teatro Nacional de Cuba, donde fue agasajada como mejor graduada y con el índice académico más alto (99,88), algo que parece de ficción, pues durante casi todo el preuniversitario tuvo un mar de reuniones y tareas como dirigente estudiantil.

Allí estaban su abuela y su padre Calixto, dos sostenes fundamentales para seguir en la conquista de sueños y no perder la sonrisa, a pesar de golpes duros, durísimos, de esos que se alojan para siempre en el alma, como la pérdida de su madre, Tamara Puerta, el 26 de enero de 2016.

“Ese fue sin dudas el día más triste de mi vida. Teníamos tantos sueños juntas…, pero ella se fue muy temprano”, demasiado…, dice con la voz entrecortada y hace un breve silencio. Tal vez, gracias a la memoria, ve otra vez a su madre sonriente, su ángel de la guarda.

Amante de la música romántica y el jugo de naranja, Suzanne, quien dice tener obsesión por la limpieza, pero no es buena cocinera, resalta la importancia de que las nuevas generaciones aprecien siempre el valor de la obra socialista, sean consecuentes con sus esencias y se esmeren en todo momento en la construcción de un país mejor.

Ella habla con orgullo y un cariño desbordado de su abuelo Calixto Santiesteban Peña, de 72 años, a quien define como la enciclopedia de la familia, uno de sus ídolos, excelente ser humano, inteligente y amoroso.

Casi al final del diálogo habla sobre sus anhelos de graduarse de Medicina y hacer un doctorado en ciencias médicas. Menciona a su tía, Maribel y sus hermanitos Adianés y Alejandro, a varios amigos, profesores, compañeros de aula y otras personas que han calado mucho en ella.

Tal vez cuando usted lea estos párrafos, Suzanne, la niña de Manzanillo amante del malecón, la infante locutora en programas de radio, la ejemplar alumna, la joven soñadora y valiente, esté junto a su abuela, en una de las aulas de Manzanillo o vaya rumbo a Lima, repleta de ideas y esa madurez que constituye uno de sus encantos.