Los expedicionarios del 2015  

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Por Yasel Toledo Garnache | 8 diciembre, 2015 |
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FOTO/ Armando Contreras.
FOTO/ Armando Contreras.

El puerto de la mayoría fue la sede de la UJC provincial, en Bayamo, el 30 de noviembre. Los demás se sumaron durante paradas en otros territorios. Sumamos 82, como dicta la historia. No hubo mal tiempo y sí alegría. Esta vez, el yate se volvió terrestre, dividido en tres ómnibus, incluido uno para los artistas que participarían en la gala de homenaje dos días después.

Saludos, conversaciones y sonrisas fue el preámbulo de la travesía. Ya sobre ruedas, se multiplicaron los chistes, la entonación de canciones y la imagen del orgullo en los ojos de quienes reeditaríamos un momento glorioso de la historia nacional.

No íbamos tan cargados, apenas unos maletines y mochilas, y nada de aquellos 12 barriles de combustible de 55 galones, 13 sacos de naranjas, ni las armas y uniformes, que trajeron los corajudos en diciembre de 1956.

Me recostaba del espaldar del asiento, cerraba los ojos y los veía en el mar, entre olas de seis o siete metros, según el expedicionario Gilberto García. El baño tupido por el vómito, el fallo de un motor, el agua hacia adentro, la tormenta que los persiguió los primeros cuatro días. Ellos repletos de sueños y valentía. Nosotros en la guagua también hacia Las Coloradas, para confirmar el apego a las esencias.

Frente a la casa natal de Celia Sánchez, en Media Luna, bajamos para encontrarnos con la heroína, organizadora de la red para el traslado de los combatientes hacia la Sierra Maestra, en 1956.

Recorrimos el lugar, observamos fotos, dialogamos y conocimos más de la niña, la joven y adulta, conquistadora y desafiante.

Más tarde, nos acogieron los trabajadores del campamento de pioneros Desembarco del Granma, cerca del monumento Portada de la Libertad, y parte de la dirección provincial de la UJC. Recibimos la ropa verdeolivo y entramos a las cabañas.

Yo nos imaginaba en el mangle, todos juntos y con los pechos encendidos por la pasión. Mi mente pasaba las imágenes llenas de colores y movimientos.

En la mañana del 1 de diciembre, nos adentramos en la comunidad de Cabo Cruz, un lugar que encanta por esa mezcla de mar y gente buena y la magia de un faro, existente allí desde 1871.

Cerca de las 3: 00 de la tarde nos fuimos al lugar por donde se produjo el desembarco hace 59 años. Lo hicimos con paso rápido y, en voz alta, recordamos, aquella certeza: “Si salimos, llegamos; si llegamos, entramos; si entramos, triunfamos”.

Esa noche, decenas de pioneros nos dedicaron una gala artística, con la hermosura de la sencillez y la sensibilidad de los príncipes enanos.

La mayoría de nosotros ni se acostó. La hora de la reedición se aproximaba. Desayunamos a las 2:00 de la madrugada, y salimos otra vez hacia Cabo Cruz, donde abordamos dos pequeños barcos. El faro quedaba atrás, toda la luz estaba en nuestros ojos.

En el agua, el frío entraba a los cuerpos y seguimos hacia la orilla, con la emoción de saber que por allí llegaron, pisaron y continuaron el camino hacia la conquista del sueño de libertad.

Según el historiador Yunel Fontaine, ellos tardaron más de cinco horas en el primer kilómetro y medio, por el desconocimiento de la zona, lo tupida de la vegetación y el cargamento que traían, incluidas mochilas de 25 a 30 kilogramos y fusiles.

Nosotros lo hicimos rápido. Cientos de granmenses nos esperaban. Música, canciones, versos y bailes se sumaron a la celebración de la efeméride.

Minutos después, la joven Damaris Domínguez, de Manzanillo, manifestó: “Fue una experiencia especial”. Aliuska Solano y Roilán Fernández, a quienes los une el amor desde hace más de cinco años, de Bartolomé Masó, expresaron sentirse felices por participar y hacerlo juntos.

Para Dianelys Tejeda, de Manzanillo, fue un reto, porque “soy pequeña de estatura y no sé nadar, pero lo disfruté cantidad”. Ainer Ramírez y Luis Alberto Ramírez, ambos de Rio Cauto, y Yunelki Tamayo, de Masó, dicen: “Fue grandioso”.

Los recuerdos perduran, motivos de alegría para quienes fuimos expedicionarios este 2015.

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  1. Fue un momento muy especial en realidad para mi y mi esposo, a Yasel muchos éxitos en su carrera y nunca ni Roy ni yo lo olvidaremos al igual que a los otros jóvenes con que compartimos la cabaña por esos 3 días maravillosos. Gracias