Siempre soñó verse en medio de la grama, como protagonista de un partido decisivo de béisbol. Eso explica por qué en la niñez deliciosa que tuvo en El Bongo, en Media Luna, quiso alistarse en áreas especiales deportivas; sin embargo, el gran batazo de Yasel Luis Toledo Garnache jamás llegó.

“Al final me di cuenta de que no tenía aptitudes”, reconoce sonriendo este muchacho de 27 años que junto a otros 12 delegados de Granma, nos representa en el Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, con sede en Sochi, Rusia.

Pudo, en cambio, aquel pelotero frustrado conectar jonrones en otros diamantes y brillar gracias a su talento para el mundo de las letras. Hoy es periodista de la Agencia Cubana de Noticias y pudiera blasonar de su Título de Oro alcanzado en la Universidad de Holguín o de su condición de Mejor Graduado del año 2014; pero él prefiere hablar de aprendizajes y lecciones porque reconoce que en este mundo de los reportes y las redacciones jamás se llega a la cumbre total.

“Antes de graduarme admiraba a muchos periodistas; ahora la lista ha crecido, he comprendido mejor sus sacrificios, sus desvelos y su historial. El periodismo se parece a  un mar siempre tempestuoso”, dice él, quien a su cargo de corresponsal jefe de la Agencia… en Granma, suma el de vicepresidente de la Asociación Hermanos Saíz, además de ser presidente del Club Juvenil de la Prensa y de la Red provincial de Investigadores sobre la Juventud.

Agreguemos que Yasel es, también, escritor. Sus cuentos, que empezó a hilvanar en tercer año de la carrera, le valieron una beca de creación en el Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso. “Esa resulta mi otra gran pasión”, admite, aunque piensa mantenerse en la tempestad periodística.

Por toda esa montaña de lauros, su carácter, su entrega a la UJC, estuvo entre los escogidos a Sochi “aunque no se lo esperaba”, como ha dicho. Y en toda esa montaña de premios está la mano y el corazón de María Garnache, su mamá, quien muchas veces desde Media Luna emprendió viajes tortuosos al IPVCE Silberto Álvarez –cuando él estudiaba allí el preunivesitario- o que otras tantas se privó de lo esencial para poder sobrellevar los estudios de Yasel y de su hermana, Ileana, quien hace unos meses se graduó de Medicina.

“Ella ha sido el sustento, la brújula, todo. Sin su sacrificio difícilmente hubiéramos podido alcanzar algo en esta vida”, expresa casi con la voz entrecortada este joven amante del deporte, nacido el 8 de mayo de 1990.

Ahora, mientras estas líneas salen a la luz, Yasel de seguro busca en Rusia historias, detalles, datos, asuntos asombrosos en  los cuales otros no reparan. Y es probable que a su regreso los vuelque al periodismo, convertidos en cuadrangulares que solo los virtuosos pueden lograr.