En retrospectiva, Luis Gustavo Avilés Borges ve lejano el día de 1978 en que se sentó, por vez primera, ante el volante de un automóvil de la Unidad de Propaganda del Partido Comunista de Cuba en la provincia de Granma.

Algún tiempo después pasó, en el mismo centro laboral, a conducir un camión en el que recorrió miles de kilómetros transportando sillas, tarimas, podios y equipos de audio para el montaje de actos políticos municipales, provinciales y nacionales, y a los encargados de hacerlo.

Otras veces trasladó a compañeros con picos, palas, pintura, alambre y brochas a montar, desmontar o darle mantenimiento, a vallas situadas a orillas de las carreteras granmenses.

En el 2000 se mueve para otra dependencia del Partido en dicha provincia, su finca de autoabastecimiento, como chofer de un camión de servicio en el que busca pie de crías de cerdos, alimento animal y suministra productos a las instalaciones hoteleras y comedores del organismo.

Avilés –así es conocido- es de poco hablar, más aún frente a periodistas, pero no tiene que pensar para responder la pregunta de cuál es la razón de su larga permanencia en el puesto que ocupa: “el amor al trabajo. Las buenas relaciones con mis compañeros”.

Este 16 de abril, Día del Trabajador del Partido Comunista de Cuba, Avilés recibirá el certificado de reconocimiento a sus cuatro décadas de ininterrumpida y destacada labor en el organismo rector de la sociedad cubana.

A ese largo período, le suma tres años de Servicio Militar, luego dos de misión militar internacionalista en Angola y cinco de ayudante de la construcción, por lo que cumplido los 67 años de edad, cree llegado el momento de acogerse a la jubilación. Cuando lo haga, “El Partido puede contar conmigo, como militante y trabajador, para lo que sea”, asegura con la sencillez, sinceridad y humildad que quienes lo conocen saben le caracterizan.