Maida Castañeda: La voz del feeling en Bayamo

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Por Zeide Balada Camps | 29 octubre, 2015 |
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FOTO / Luis Carlos Palacios Leyva
FOTO / Luis Carlos Palacios Leyva

Cada uno llega a la vida con un don, algunos tienen la posibilidad de endulzarnos el oído, cosquillear nuestros sentimientos o hacernos soñar por la oreja, como refiere un colega de los medios.

Maida Castañeda Cordoví supo, a muy temprana edad, que amaba el canto. Y aunque el papá quiso impulsarla en los estudios de piano, ganó en ella su afición primera.

Quizás para los más jóvenes su nombre pueda resultar desconocido, pero no para los amantes del feeling, ese movimiento musical que estremeció el archipiélago y cambió la forma más contemporánea de interpretar las canciones.

Maida es una singular exponente de esa corriente aquí.   Creció profesionalmente alentada por la generación de los años 70, del siglo pasado, cuando ya habíamos asimilado las influencias del jazz y sus modalidades.

Sus primeros pasos los encontramos mucho antes, en 1962. Con apenas 13 años integró el Coro profesional de Bayamo y en las enseñanzas de René Capote Riera descubrió una gran escuela que luego le permitió incursionar con versatilidad en varios géneros, desde una polifonía hasta un son.

Cerca de 15 años permaneció en la agrupación, hasta que decidió continuar como solista. Una de las experiencias  que confirmaron su calidad musical fue el premio que obtuvo en La Habana durante el Festival nacional de creadores musicales, en 1973. Allí compartió el lauro con Omara Portuondo, Fara María, Rosita Fornés y Mundito González.

Durante su carrera encontró el acompañamiento de dos importantes guitarritas: Miguel Pérez Ríos y Lázaro Scull (ya fallecidos).

Junto a ellos afianzó su trayectoria como artista de excelencia en el catálogo del Instituto cubano de la música y supo adentrarse en ese género que desborda el corazón en escena. En compañía de los instrumentistas consiguió armonía y compenetración escénica, elementos sin los cuales la cantante no podría liberar la voz y los sentimientos en la interpretación.

Con su talento, tal vez otra cantante hubiera decidido emigrar a la capital en busca de una carrera promisoria, pero eligió defender su estilo desde los escenarios de Bayamo, su ciudad natal y cantar temas de compositores coterráneos.

Junto a otros artistas del patio, ha representado a Cuba en Europa con el espectáculo Pasión de Buena Vista y ha sido ganadora en múltiples ocasiones del Festival de música popular Sindo Garay, en el que se le ha homenajeado por sus 50 años de vida artística. Actualmente es directora del grupo Oro son, y desde hace dos años mantiene su peña La noche del feeling, allí despliega un variado repertorio, que combina la música cubana e internacional. A pesar del tiempo conserva sus aptitudes, obtiene las reverencias y el homenaje de un público que reconoce en su labor el sello de cubanía.

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