Mi padre siempre llamó “malcria´os” a quienes pretenden hacer su voluntad contra viento y marea y atentan contra el orden lógico de la vida, no digo contra el orden instituido pues lo establecido no siempre es lógico.
Mi viejo, nacido el penúltimo día de 1920, era un ciudadano respetuoso de la ley, trabajador, afable aunque muy celoso al defender sus derechos y, como sindicalista, el derecho de sus camaradas.
Si nos atenemos al diccionario el Morales mayor estaba en lo cierto: malcriado/ malcriada: persona que pretende hacer siempre su voluntad sin importarle la conveniencia o la oportunidad de sus acciones.
¡Y cómo se topó malcriados en su larga vida cercana a los 90 años y cómo nos los hemos tropezado mis contemporáneos y yo en estos años de Revolución!
Sí, porque muchos confundieron libertad con libertinaje y recuerdo historias como la que me hizo el veguitero Ñico Pérez, quien tuvo hijos en todas las provincias del oriente cubano y reseñaba que en cierta ocasión se encontraba por un batey azucarero holguinero y un guardia rural, sin mediar otra expresión le dijo: “Si te vuelvo a encontrar, prepárate”.
Pérez se dijo que lo mejor era regresar a Bayamo, emprendió la marcha y casi sin darse cuenta como de un rayo sintió el fogonazo del machete paraguayo del uniformado y sin poder replicar y con los ojos llenos de lágrimas se alejó del lugar… él era un hombre dicharachero, cada vez que recordaba el hecho evocaba su pensamiento: “Ante el planazo paticas para que las quiero”!.
Pero a partir de 1959 como el Ejército Rebelde era parte del pueblo, la gente empezó a relajarse y muchísimas veces a portarse mal a la sombra de las benignas leyes revolucionarias.
En la actualidad los malcria´os florecen por doquier y ahora emboscados tras los efectos de la Covid-19, que nos azota, quieren hacer o hacen de las suyas.
Si alguien lo pone en duda le refresco la mente: es un malcriado o malcriada aquel que se resiste al uso del nasobuco y en franca violación se lo quita y exhibe “orgullosa y desafiantemente”.
Lo es también quien no quiere esperar pacientemente las largas colas que impone la distribución o no quiere respetar las distancias entre personas.
El que pretende “fresquearse” con los agentes que imponen el orden para poder comprar más o antes que sus semejantes, escaparse de un sitio de aislamiento antiviral, eso además de malcriadez entraña indisciplina social, violación de la ley e irrespeto a sus congéneres, familiares y a él mismo,
Ya debido a eso y otras cuestiones relacionadas a algunos inescrupulosos se les han impuesto sanciones por propagación de virus.
Cabe una pregunta en este tiempo de carencias si el estado y las instituciones tratan por todos los medios de llegarles a todas las personas ¿por qué va a venir un malcria´o impunemente a violentar mis derechos los tuyos, los nuestros….?
¡No lo podemos permitir!