Manos para fundar

Adria Muñoz cuenta sobre el proyecto sociocultural Juana Moreno, el cual al cabo de sus 13 años se erige como un especio que estimula la creación, la autoestima de las mujeres de Granma, y preserva la tradición de la muñeca típica de Bayamo, que en otras épocas la utilizaron los jóvenes para galantear.
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Por Zeide Balada Camps | 3 febrero, 2016 |
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Foto Rafael Martínez Arias
Foto Rafael Martínez Arias

Sus manos conocen los secretos del viejo arte de la muñequería. Lo aprendió junto a su familia y ahora cuando los cabellos se han tornado grises, retoma agujas y tijeras para hacer más provechosos los días.
Adria Muñoz Maceo accede a conversar en su casa, rodeada de sus muñecas. Es una mujer enérgica y determinada, que se negó a quedarse quieta cuando la vida remonta la curva más alta de los años.

“Por cuestiones lógicas llega la jubilación, pierdes a tus seres más queridos, te va quedando tiempo libre… pero aún tienes deseos de sentirte útil, así surgió el proyecto Juana Moreno, de una manera muy emotiva y como necesidad de la mujer bayamesa”, comenta.

Hace 13 años, un 3 de febrero animó a algunas colegas a laborar juntas en talleres comunitarios donde pudieran enseñar sobre manualidades.

“Muchas sabíamos corte y costura, tejer, bordar, el trabajo con papel maché, yarey, así comenzaron a salir, títeres, tapices y pensamos, ¿por qué no llevar esto a la comunidad?”.

En poco tiempo Adria presentó su idea en la sede provincial de la Unión  de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) para recibir apoyo y acompañamiento, al mes le dieron respuesta positiva.

“Fue un despertar, no solo para quienes tenemos edad avanzada, también han llegado hasta nosotras niñas y jovencitas; más de 4 mil mujeres han pasado los diferentes talleres, vienen de comunidades cercanas: Mabay, Julia, Santa Rita, Jiguaní.
“Casi siempre permanecemos en el grupo de trabajo 50 compañeras encargadas de multiplicar esos talleres en sus casas.”

Una de las principales motivaciones para encauzar el proyecto la encontraron en la historia de Juana Moreno. Ella fue una mujer sufrida y laboriosa, que nació el 24 de julio de 1850 en Malvango, y murió en Bayamo a los 110 años.

“Cuando llega aquí, su marido había muerto en la guerra, y comienza a trabajar como obrera doméstica. Con aquellas señoras ricas, que confeccionaban muñecas muy finas, aprende algunas puntadas y con recortes de tela, sin saber combinaciones de colores comienza a hacer las suyas.

Durante todo el año las elaboraba con paciencia y luego las vendía el cinco de enero en la actual Plaza de la Revolución de la Ciudad Monumento”, me explica Adria mientras pone en mis manos un ejemplar.

“Nuestro proyecto lleva su nombre y también rescata, esa tradición, la manera en que Juana creaba el especial juguete de la infancia, aunque en aquella época la empleaban en una especie de diálogo entre jóvenes, cuando el muchacho le regalaba la muñeca a la joven, esta podía utilizarla para aceptarlo o rechazarlo.

Por esta labor cultural en el 2014 recibieron el Premio Memoria Viva, que otorga el Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello, un importante reconocimiento a la labor cultural de instituciones y personalidades en el rescate y conservación de raíces y tradiciones nacionales.

Al respecto mi entrevistada comenta: “Es un estímulo para continuar y formar nuevas generaciones de artesanas.”

Ella, quien constituye la fuerza impulsora de su equipo asegura que lo que más le satisface es la posibilidad de compartir, de aprender unas de otras y de enriquecerse espiritualmente.

“Nosotras no solo compartimos la alegría por los resultados del trabajo y aportes a la sociedad, o las sonrisas de los niños cuando les llevamos juguetes a los círculos infantiles, también nos sentimos satisfechas porque levantamos el ánimo.

“Aquí hemos tenido personas muy valiosas, desde intelectuales hasta la más humilde. Por aquí han pasado poetas, cantoras, pedagogas.

Hemos perdido a algunas y nos ha dolido mucho, ya no están Ogilma Pérez, Ruth Corona, Graciela Brull y recientemente se nos fue  Mercedes Cossío. A todas las extraño y fueron muy importantes en el grupo. Mujeres de primera línea”, subraya.

Esta iniciativa que lidera Adria les ha brindado a sus integrantes, una vía para aumentar sus dividendos, pero aún no son reconocidas esas potencialidades, que les otorgan autonomía a ellas. Tal vez por falta de conocimiento o de gestión institucional.

Al arribar al cumpleaños número 13 del proyecto Juana Moreno, su coordinadora asegura que se siente feliz: “Me ha permitido dar, de sentirme realizada, justa, ecuánime, al crear un espacio que fomenta la solidaridad y la amistad.

Ya con los años prescinde de mencionar la edad, y entre risas deja su mensaje para las más jóvenes: “Sin apartar los avances tecnológicos, debemos dejar un espacio para cultivar lo autóctono, aprender cualquier arte manual, dar una puntada o tejer, puede, después con los años, devolverle colores a la vida”.

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