Desde hace varios siglos la masturbación es objeto de represión. Se le responsabiliza del origen de numerosos males físicos y psicológicos, entre ellos la ceguera, infertilidad, impotencia, eyaculación precoz, retraso intelectual, adicción, epilepsia, carácter antisocial, enanismo, locura, acné, infecciones y deformaciones de los órganos genitales, por solo citar algunos.
No obstante, diversas fuentes documentales, señalan que las raíces evolutivas de la práctica masturbatoria derivan de la tendencia biológica normal y adaptativa a examinar, manipular, limpiar e incidentalmente a estimular los órganos sexuales externos; por lo que está claro que la naturaleza positiva de la masturbación supera los prejuicios.
Desde esta orilla
En Cuba todavía existen mitos y tabúes sobre la masturbación. Aloyma Ravelo, periodista cubana y Máster en Salud Sexual y Reproductiva, enumera los siguientes: constituye una práctica limitada casi exclusiva de los hombres, físicamente dañina y disminuye la potencia sexual; además, cuando se efectúa de forma reiterada conduce a la homosexualidad, es un hábito propio de los jóvenes y es señal de que algo no va bien en la sexualidad de los individuos.
Julio Álvarez Disotuar, joven bayamés, se masturba desde los 12 años, disfruta hacerlo en solitario, pero suele compartir la experiencia con su novia como parte de las relaciones íntimas, porque a su consideración le ofrece un dominio más amplio de sus potencialidades sexuales y las de su pareja.
Aunque en la actualidad la sociedad gana terreno en el derecho al placer sexual como fuente de bienestar físico, psicológico, intelectual y espiritual, las falsas creencias arraigadas en la población en cuanto a la masturbación, provocan que algunas personas la consideren una conducta indecente y ocasiona sentimientos de vergüenza y culpa en quienes recurren a ella.
Pese a las connotaciones negativas que se le atribuyen, la masturbación se realiza por muchas mujeres y hombres en las diferentes etapas de la vida, y constituye una forma sana y normal de experimentar la sexualidad cuando se trata de un acto íntimo, ejecutado en espacios privados.
Algunos sujetos se masturban de manera asidua, incluso más de una vez al día, otros lo efectúan de modo ocasional, pero existen personas que nunca lo intentan y eso también figura dentro de lo normal, ya que la masturbación constituye una decisión muy particular.
La frecuencia con la que un individuo se masturba solo se vuelve un problema cuando ello interfiere en sus relaciones sociales con otras personas, o en responsabilidades como asistir a la escuela, al trabajo, pasar tiempo con familiares y amigos u otras actividades cotidianas.
Encantos
Condicionados por la cultura sexual que nos inculcan familiares y amigos a lo largo de nuestras vidas, nos cuesta creer lo que explican los especialistas en conferencias o libros acerca del tema; sin embargo, las ventajas que representa la masturbación para el individuo valida una realidad que no debemos obviar.
De acuerdo con la Sociedad de Sexología en España, dicha actividad permite a las mujeres mantener lubricada la vagina, la obtención del orgasmo, que les ayuda a aliviar tensión menstrual y la congestión pelviana; y en el caso de los hombres, sostiene en funcionamiento los reflejos de la erección y la eyaculación.
En ese sentido, otra publicación apunta que las féminas al masturbarse logran un conocimiento más profundo acerca del cuerpo y habilidades comunicativas sobre las necesidades eróticas, que les sirven para enseñarle a la pareja los métodos necesarios para estimularlas y satisfacerlas sexualmente.
La masturbación también funciona como técnica terapéutica en fallos sexuales en ambos sexos, como la recuperación de la capacidad orgásmica en víctimas de un trauma sexual, el vaginismo, disfunciones de la excitación, la anorgasmia en el coito, la disfunción eréctil, la eyaculación precoz y retardada.
Según la página web Planned Parenthood la actividad masturbatoria representa múltiples beneficios para la salud física y mental de los seres humanos, como, por ejemplo: libera tensión sexual, reduce el estrés, incrementa la conciliación y calidad del sueño, mejora la autoestima e imagen corporal y fortalece el tono muscular de la zona pélvica y anal.
Cuentas pendientes
Aunque la práctica masturbatoria favorece las experiencias eróticas placenteras y seguras, en nuestro país resulta insuficiente la educación sexual que reciben los individuos en el entorno familiar y escolar, en cuanto al tema, ya que se limita a la prevención de las Infecciones de Transmisión Sexual y de los embarazos a temprana edad.
Las charlas y otras actividades enfocadas al bienestar sexual de los ciudadanos no incluyen la masturbación entre sus líneas temáticas. Tampoco la asignatura de Biología comunica cómo los órganos sexuales además de servir para la procreación, pueden ser empleados para obtener el máximo placer carnal.
También, en múltiples familias cuando ocurre una manifestación de ese tipo, la acción se reprende o se toma la opción de ignorar el asunto y silenciarlo, cuando lo recomendado es dialogar con espontaneidad.
Como consecuencia de la falta de información, hay personas que tienen un criterio negativo ante la masturbación y desconocen que esa actividad, para quienes deciden realizarla, es una manera factible de explorar su propia sexualidad o la de su pareja, que le posibilita optimizar la calidad de vida en el plano de la intimidad.
Felicidades. Gracias por tratar del tema.