Al conversar con los especialistas cubanos que radican en ese poblado, Aniuska Pereira y Yacel García, sus primeras palabras fueron: ‘trabajar como médicos en La Higuera significa mantener vivo el legado del Che en el último rincón de la tierra donde permaneció’.
La enfermera y su esposo, el doctor en Medicina General Integral Yacel García, trabajan y viven en esa región de Bolivia, donde, sin energía eléctrica, con una pequeña planta para abastecer de electricidad al consultorio, en la localidad atendemos de forma gratuita a cerca de 100 personas que llegan con cualquier padecimiento.
En caso de operación o complicaciones graves, los socorremos y avisamos al hospital de la región de Pucará, para remitir a cada enfermo, apuntó.
Ubicada en dicho municipio, a unos 60 kilómetros al sur de la ciudad de Vallegrande, en el departamento de Santa Cruz, La Higuera se encuentra en las estribaciones de los Andes, a una altura de dos mil 160 metros sobre el nivel del mar.
Fue allí, en una escuelita de adobe, donde cayó asesinado el Che el 9 de octubre de 1967, luego de que la Agencia Central de Inteligencia norteamericana (CIA) diera la orden para su captura.
‘Nunca pensamos estar en el lugar donde murió el Che. Es un honor mantener su ejemplo y las enseñanzas de internacionalismo que aprendimos del Guerrillero y del Comandante en Jefe, Fidel Castro’, señaló Pereira.
Cerca de la casa -consultorio a la vez- están el busto a Ernesto Guevara, la casa del telegrafista y la escuelita donde estuvo el cadáver del Che. Los bolivianos de la comunidad cuidan del lugar y nosotros los ayudamos, cuentan los doctores.
A cada rato hacemos ‘terreno’, visitando a los más de 50 hogares de la comunidad de La Higuera; ya realizamos un censo y pudimos conocer los padecimientos más frecuentes en la zona y los medicamentos necesarios, explica la enfermera.
‘A pie, caminamos todo el territorio, pero los pobladores agradecen la preocupación, el trato y la sonrisa con que los recibimos, pues ellos son aquí nuestra familia’, relatan.
Apenas meses llevan Aniuska y Yacel en La Higuera, pues relevaron a otra pareja de médicos que, como ellos, regalan amor, salud y mantienen vivo al Che, como médico, humano y revolucionario.
En La Higuera permanecerán más de un año y entonces vendrán otros galenos para demostrar que la solidaridad cubana es infinita y que fue el Che, argentino, cubano, latinoamericano, quien sembró esa bandera en cada bata blanca que llegue a la escuelita de adobe donde se volvió inmortal.
La historia de Aliuska y Yacel refleja, sin dudas, las palabras del Che en su discurso de 1960 titulado El médico revolucionario.
‘Ya entonces tenemos el derecho y hasta el deber de ser, por sobre todas las cosas, un médico revolucionario, es decir, un hombre que utiliza los conocimientos técnicos de su profesión al servicio de la Revolución y del pueblo’, dijo Guevara al referirse a la misión principal de los galenos.
Pero Aliuska y Yacel no son los únicos en Bolivia que, con la guía del Che, cumplen su labor internacionalista.
Prensa Latina conversó con otros en Vallegrande, entre ellos el doctor en Ortopedia Miguel de la Torre, quien afirmó que la presencia de la Brigada Médica Cubana, atendiendo a los pobladores del lugar donde permanecieron los restos del Che, es cumplir con el sueño del Guerrillero.
De la Torre rememoró su primera misión en el país sudamericano en el año 2006, cuando los integrantes de la Brigada no solo ofrecían servicios de salud, sino que se dedicaron a restaurar los sitios históricos donde estuvo Ernesto Guevara.
‘Aquí remodelamos el hospital donde se encuentra esta lavandería, en la cual fueron expuestos los restos del Che; nos encargamos también del mausoleo, el lugar donde se encontraron las fosas de Tania la Guerrillera y sus compañeros; de los monumentos de la Higuera, y desde entonces, somos los partícipes de ese tributo eterno el Guerrillero’, apuntó.
Los médicos cubanos rinden homenaje así al Che y reafirman vivo su espíritu y ejemplo en la tierra donde se volvió inmortal.