Los metales conducen la electricidad y el calor, también conducen a la perfección el amor, bien lo sabe el Licenciado Juan Milán Escalona, profesor de Educación Laboral y Dibujo Técnico en el taller de Metales de la escuela especial Mártires de Pino III, ubicada en la Ciudad Escolar Camilo Cienfuegos en el municipio montañoso Bartolomé Masó, de Granma.
Enseña desde hace cinco años en este centro, atraído por la pasión en la formación laboral de pequeños con necesidades especiales en el orden cognitivo. Y tal parece que los sentimientos filiales van junto a los conocimientos, a juzgar por el respeto y el afecto que devuelven sus alumnos dentro del aula, quiénes lo buscan además en su propia casa los días de asueto para que el maestro proteja o resuelva cualquier contratiempo individual.
El taller de metales existe desde los propios orígenes de la enseñanza especial en Mártires de Pino III, en el año 1992, cuando se comenzó a trabajar con pequeños y pequeñas de baja visión o invidentes.
Suena como a ¨milagro¨ pero aquellos primeros niños aprendieron a hacer percheros, cadenas de diferentes tipos y otros utensilios hogareños con ayuda de moldes, los mismos que usan hoy los muchachos de Milán Escalona.
De las jornadas en el taller salen resultados valiosos para la escuela y el complejo educacional de la Ciudad Escolar. Van una por una de las instituciones reparando sillas, mesas y el resto del mobiliario escolar, aportando en lo económico, pues así se ahorra del presupuesto, evitando contratar el arreglo con una empresa ajena.
El profesor enseña además el valor monetario de cada acción reparadora para que sus alumnos conozcan cuánto aportan, aspecto que les ayuda a ganar en confianza y seguridad, eleva su autoestima y la valoración que sus compañeros de escuela y de otras acerca de ellos, constituyen una tropa popular y querida en el entorno escolar serrano.
Tanto es así que en cada jardín, en cada huerto escolar, se conservan y emplean a diario las ¨arañitas¨ escobas metálicas que ayudan a remover la tierra para ayudar a la permeabilidad de esta o recoger desechos, además de cada aula está dotada de instrumentos de medición (reglas graduadas) fabricadas por los muchachos de Juan.
Otra habilidad ganada y que aporta a la sociedad es la de zapateros remendones, una tarea que les gusta a los chicos con preferencia, y en la que se lucen fabricando las agujas y dibujando las puntadas más fuertes y discretas, como les exige y enseña su maestro con infinita devoción.
También elaboran vasos rústicos a partir de latas, para la cocina hacen guayos, espumaderas, para el cuidado de los rebaños pequeños cencerros, guardafangos para las bicicletas, maceteros con güiras y lo principal, elaboran sus propias herramientas para trabajar, entre ellos corta hierros y destornilladores, aunque desde hace tres años disponen de un módulo de estas que incluyen un taladro de banco facilidad que llegó a través del proyecto Handicap.
Acerca del uso de las herramientas sofisticadas, este pedagogo tiene su particular criterio, aunque las tenemos y ellos las cuidan a la perfección, prefiero enseñarlos a querer y cuidar las que hacemos con nuestras manos, para que en el futuro elaboren las que emplearán en el desempeño laboral individual, así dan mayor valor a lo que ellos mismos fabrican.
Con paciencia Juan define las tareas a emprender en cada clase, paciencia y devoción se juntan para explicar una y otra vez cada paso, relacionando los conocimientos de la asignatura español para el adecuado empleo de la lengua materna y la adquisición de buena ortografía.
También relaciona otras asignaturas, las matemáticas, y por supuesto pone en práctica habilidades sociales como el trabajo grupal, imprescindibles para que estos niños y adolescentes se integren a la sociedad con absoluta independencia, propósito bien definido y fin de la educación especial para cada individuo.
Entre limas, pinzas y objetos de cortes, Milán insiste en el cuidado y la responsabilidad de cada quién en el puesto laboral, para evitar accidentes y manifiesta que sus alumnos son muy disciplinados en el taller, que no registra imprevistos y al que acuden tres veces por semana.
Con 37 años de experiencia en el sistema de educación, Milán Escalona pasó 18 frente al departamento de inversiones, desde donde dirigió entre 1997 y 2002 la reparación capital que se le hizo a la Ciudad Escolar, pero el empeño de enseñar y apoyar a estos niños, muchos de ellos con necesidades afectivas básicas no satisfechas, lo hicieron regresar al aula.
El profesor comenta con orgullo que en la Ciudad Escolar transitó desde la enseñanza primaria hasta la universitaria, donde alcanzó el grado científico de Máster en Ciencias de la Educación, sin tener que salir de su municipio, único centro en el país que permite a un ser humano formarse de manera íntegra en el mismo entorno y a la vez trabajar en el.
Dejamos atrás a Juan emocionado y conmovido por la entrevista, nunca antes había dado testimonio del quehacer, tampoco sus muchachos, a los que reconoce como hijos y por los que siente el orgullo de padre.
Con mucha satisfacción he leido este artículo Metales del Amor, al reconocer que su protagonista es un excelente profesor, formado en mi etapa de trabajo con el Destacamento Pedagógico Manuel Ascunce, en la propia Ciudad Escolar Camilo Cienfuegos. Como complemento a dicho artículo, les digo, que esa actitud de Juan es la misma de su querida familia, destacados desde siempre en la educación y en la formación de sus hijos. Hace quizás 30 años que no sabía de ellos y me sorprendí agradablemente al verlo reflejado en este reportaje, por lo que aprovecho para saludarlo, felicitarlo y agradecerle la labor que realiza.
Juan un saludo para todos ustedes, aunque no nos vemos, siempre los recuerdo con mucho cariño. Nelson Sariol Delgado.