La delegación cubana está siempre muy activa en el XIX Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, participa en conferencias, camina, habla, salta, baila y cautiva a todos, en la ciudad rusa de Sochi, donde confluyen más de 20 mil delegados.Cada día, los 290 cubanos, incluidos los invitados, se levantan muy temprano y , protegidos por abrigos y bufandas, salen del edificio Alexandrosqui, y entre sonrisas y reflexiones sobre jornadas anteriores o los talleres y paneles planificados para la actual, se trasladan para las sesiones de trabajo, donde se reafirma la fidelidad a los principios de la Revolución y apoyo a las causas justas del planeta.

Durante estos días, los hijos de José Martí y Fidel Castro reciben el cariño de muchas personas, quienes los felicitan, piden fotografiarse junto a ellos o dicen ¡Viva Cuba!, y preguntan por nuestra realidad.

En la noche continúan los diálogos y hay conciertos. Los cubanos, singulares como son, en ocasiones dicen piropos a flores de otros países, aunque ellas no suelen entender mucho.

Herman Moya, maestro yarense, quien siempre parece intranquilo, declaró que el ambiente es muy agradable, y él se siente de maravilla y que este evento es fundamental para favorecer la unidad entre todos los jóvenes progresistas del mundo.

En la ciudad rusa de muchos ómnibus y gran desarrollo tecnológico, las bicicletas constituyen medio de transporte fundamental y deseado de los cubanos. Al principio caminaban, pero por su lado pasaban algunos impulsados por la fuerza de los pies sobre los pedales.

Lo primero fue averiguar que se puede coger cualquiera y desbloquearlo con una aplicación del teléfono celular, nunca traspasan los límites del parque olímpico de Sochi, bella instalación que fue sede de los anteriores Juegos Olímpicos de Invierno, y entre cubanos hay estrategias para garantizar las “bicis”, pues se turnan para cuidarlas, porque delegados de 150 naciones las prefieren.

David Izaguirre, estudiante de sexto año de Medicina en la Facultad de Ciencias Médicas de Bayamo, quien casi siempre anda en una y se tira fotos, dijo que ojalá pueda tener una fija hasta el último día del evento, efectuado por primera vez hace 70 años en Praga.

Expresó que le encanta montar y pasear por la extensa instalaciones que incluye varios establecimientos deportivos y restaurantes.

Algunos compartieron el primer día con Elena Maslova, una rusa que habla con mucho cariño de Cuba, aunque nunca la ha visitado. La comunicación al principio parecía imposible, pero los muchachos y la anfitriona no se rendían, y sonreían por las confusiones, como aceptar agua acabada de hervir para tomar, pues los jóvenes pensaban que sería café o té.

Esta historia comenzó mucho antes de hoy y del día 14 del actual mes, cuando sus protagonistas llegaron a la ciudad rusa de Sochi, cargados de sueños e ideas, para participar en el XIX Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes.

Fueron seleccionados por sus compañeros de labor y otras personas, en un proceso democrático, repleto también de entusiasmo.