Misión médica cubana en Qatar: Cuestión de corazón

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Por Prensa Latina (PL) | 2 abril, 2019 |
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Doha, -Siempre resulta un placer conversar con ese tipo de persona que, pese a tener mucho de lo cual enaltecerse, prefieren vestir de modestia sus logros.

Tal es el caso del doctor Guillermo Alberto Pérez Fernández, quien al dialogar acerca de su labor y proyectos en Qatar, como parte de la misión médica cubana en este país, se detiene a cada instante preocupado de estar hablando demasiado de sí mismo.

El especialista en segundo grado en Cardiología, doctor en Ciencias Médicas y profesor titular, lleva a cabo en la actualidad la primera investigación nacional liderada por un cubano, encaminada al análisis de los factores de riesgo de enfermedades cardíacas en los adolescentes, a fin de evitar problemas de hipertensión en el futuro.

Enmarcada en las edades de entre 11 y 16 años, la iniciativa tiene como principal objetivo inculcar buenos estilos de vida desde edades tempranas como método profiláctico.

‘Siempre he dicho que el momento es en la adolescencia, cuando el terreno resulta fértil para actuar, pues ya en los adultos es difícil modificar estilos de vida y pensamientos’, explica Pérez Fernández, y asegura que, aunque demanda tiempo, esfuerzo y herramientas, constituye una meta factible.

Desde la mayor de las Antillas el especialista había trabajado el tema, sobre todo en su provincia, Villa Clara; dedicación que fue avalada con el premio anual de salud en 2013. También publicó en Amazon su primer libro acerca de hipertensión en la adolescencia y herramientas de prevención.

‘Creo mucho en la previsión inteligente con vistas a la adultez. Se dice fácil, pero ha sido mucho tiempo dedicado a eso’, comenta el doctor, a quien le llena de orgullo el poder trasladar esa experiencia a un escenario tan lejano y diferente, caracterizado por un significativo avance tecnológico en la esfera sanitaria.

Combinar su agenda laboral en el hospital cubano de Dukhan y las visitas a las escuelas representa un verdadero desafío.

Acerca de su experiencia con los adolescentes qataríes expone: ‘Todo es en inglés, y cuando no entienden los profesores traducen al árabe. A pesar de las diferencias culturales, la acogida de las conferencias ha sido buena. Los estudiantes participan y cuento también con el apoyo de los directores. Esto lo hago en las escuelas para varones, en la de las féminas tres enfermeras me están ayudando.

‘Muy complacido, lleva dedicación pero le veo perspectiva a pesar de que solo está comenzando. Nunca se había hecho algo así en Qatar a gran escala’.

Como extensión del proyecto, Pérez Fernández suma a sus habilidades profesionales dotes de diseñador y conocimientos en las nuevas tecnologías de la información y la comunicación para echar a andar una aplicación móvil dedicada al sector etario que estudia.

‘Ahí tienen teoría, grabaciones en inglés y árabe, un chat interno y un fórum para que puedan comunicarse’. En conclusiones, toda la información necesaria en torno a la hipertensión.

‘Es un primer intento. Ya la aplicación está en Google Play y se puede descargar’, anuncia, a la par que señala su interés en poder difundir la novedosa herramienta, a modo de apoyar su trabajo. Sin dudas, un loable desempeño fiel al principio de no esperar la aparición de los problemas para actuar.

‘Creo que la medicina del futuro no va a estar encaminada a buscar el último marcapasos, sino en no llegar a eso, y es hasta financieramente mejor’, confirma.

SIN PERDER EL ENFOQUE

Los dos últimos años han traído para Guillermo Alberto Pérez Fernández una valiosa cosecha, no solo por la aprobación y puesta en marcha de su iniciativa con adolescentes qataríes, sino también por reconocimientos en el plano internacional.

Fue elegido a principios del 2018 miembro de la Sociedad Americana de Cardiología, ‘que es como el top de la cardiología a nivel mundial’, opina. Entonces, recuerda, debía ir a Orlando, Estados Unidos; sin embargo, le fue negada la visa en la embajada de ese país.

Una vez más presentó, en fecha reciente, su intención de viajar a la nación norteña para participar, en marzo pasado, en el Congreso Americano de Cardiología, en Nueva Orleáns. Fue invitado al evento para exponer; y una vez más la política hostil le cerró las puertas, actitud que resulta difícil de comprender para el doctor pese a conocer las razones que subyacen en la negativa.

‘Pero he seguido adelante, haciendo cosas, enfocado en mi investigación. Contento porque soy miembro de la sociedad, lo cual es un honor y te da el beneficio del reconocimiento en la comunidad de cardiólogos’, subraya.

Asimismo, señala que el proceso para acceder a esta membresía resulta riguroso, no obstante, más de 15 cubanos están inscritos.

‘En Cuba la cardiología es fuerte y se merece que haya más, pero por ahí empezamos’, afirma.

También en 2018 se unió a la Sociedad Europea de Hipertensión, razón por la cual viajó a Barcelona, España, en julio. Más tarde, en diciembre, tuvo la oportunidad de dar una conferencia en el congreso de cardiología en Roma, Italia.

Si bien tales coyunturas aportan a su crecimiento profesional, el mayor deleite y reto está en la labor del día a día, en el hospital, donde igualmente ha ganado respeto y reconocimiento.

Durante alrededor de cuatro años de ejercicio aquí, este modesto doctor que enfatiza al final ‘poner las cosas normal’, sin ánimo de grandeza, demuestra que no hay mejor manera de tratar los padecimientos del corazón que poniéndole corazón y empeño a la tarea que se realiza.

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