Las operaciones de zafra  en el central bayamés Arquímides Colina tuvieron desde sus inicios numerosas afectaciones que, por acumulativas  se agudizan al  entrar  de lleno en la segunda quincena de febrero.

Problemas en cosecha, obligación de moler caña quedada, entrada de materias extrañas a la industria, y dentro de esta, problemas operacionales inclinan  ya la balanza hacia lo negativo para los agroindustriales de Mabay.

Sería injusto decir que toda a materia prima es mala, vimos allí descargar varios carros ferroviarios y la calidad iba en ascenso.

Se alargan los días de atraso (pasan de 20) la deuda de azúcar crece, la fabricación del dulce sin todos los parámetros  requeridos impactan en  la economía, también en el salario y el ánimo de algunos.

Pero ahí precisamente está el quid del asunto, los agroazucareros de ese sitio bayamés  (de historicidad y combatividad  probadas)  han de sacar fuerzas de flaquezas, la labor sindical, siempre de conjunto con la administrativa, deben  motivar, incentivar  a los desalentados y de hecho sumar más gente de puntería, así puede lograrse mucho .

Eso permitirá escapar del círculo vicioso que representa fabricar azúcar sin toda la calidad  requerida y los bajos ingresos, la gente debe trabajar para obtener buenos resultados, pero han de crearse las condiciones, por tanto apura desatar ese nudo gordiano   aparentemente sin  solución:  esta existe dentro de propuestas creativas y sobre todo optimistas, a partir de hechos concretos.

El consejo popular Julia-Mabay está compuesto  gente de zafra, de caña, guarapo, miel…el pueblo entero se lanza al central ante un triunfo o una emergencia, el individuo, la muchedumbre siente a su central como propio, hay allí innegable tradición azucarera trasmitida de padres a hijos y nietos, eso es preciso aprovecharlo.

Igualmente la estimulación sindical con lo que se tenga  a mano ha  convencer, mover montañas para derrotar el desaliento que poco a poco se instala  en algunos, mover a más gente optimista, reitero,  que contagie con su entusiasmo.

Aún es posible cumplir el compromiso productivo, pero solo mediante la fórmula de Andrés  Estrada, soldador de esa planta fabril: “Si logramos la unidad inconmovible, cumplimos”.