Aniceto Pérez García nació el 20 de marzo de 1908, en una pequeña finca de San Antonio de los Baños, actual provincia de Artemisa, y su familia padeció, como la de otros campesinos de aquella época, las duras privaciones en la búsqueda del alimento familiar.
En 1920 viaja a Oriente donde plantó su tienda de precarista en la finca “María Luisa”, en Juan Jutía, zona enclavada en un extremo de El vínculo en Guantánamo.
El Vínculo era un sitio cuyos terrenos cercanos estaban ocupados por la Guantánamo Sugar Company, la Compañía Ermita, S.A, y el latifundista Lino Mancebo Rosell, al que El Tiburón o El Virrey de La Maya.
El Virrey de la Maya anhelaba los terrenos del realengo, y para lograr hacerlos suyos utilizaba diversos recursos, como, el desalojo a sus habitantes.
Es aquí donde Niceto defiende la tierra que le daba el sustento para su familia. Ante cada provocación respondía categóricamente: “Para quitarme la tierra, hay que matarme”.
Oponerse a entregar las 0,8 caballerías de tierra en la cual laboraba para el sustento de su familia fue la causa por la que hace 74 años a los hombres que lo asesinaron no le temblaron las manos aquel 17 mayo de 1946 en la zona realenga El Vínculo, en Guantánamo.
Lo balearon cuando desyerbaba su platanal con el hijo de 7 años a su lado. Sin embargo, le dio tiempo para decirle a su esposa que Los Mancebos y la Guardia Rural lo habían matado.
Quitaban la vida a un hombre que luchaba con ahínco para salir de la miseria que padecían miles de campesinos maltratados por los gobiernos de turno en Cuba.
Lino Mancebo y su pandilla cumplían la promesa hecha un día cuando le dejaron un mensaje… “Díganle a Niceto que lo vamos a picotear, como a sus viandas”.
Era una época en que los campesinos no eran dueños de la tierra que trabajaban y los obreros agrícolas solo laboraban una parte del año, sumándole a eso que la mayoría eran analfabetos.
Además las condiciones de las viviendas eran deplorables, sin servicio sanitario, piso de tierra y muy pocos disfrutaban la electricidad.
El sepelio de Niceto se convirtió en un acto de rebeldía, nada amilanó las fuerzas para continuar la lucha en defensa de sus intereses.
Nada impidió que los pobres extendieran sus proclamas a otros territorios como Realengo 18 y el Valle de Caujerí.
Niceto no pudo ver concretado su sueño, sin embargo su espíritu moral y su odio al chantaje y a las amenazas latifundistas las dejó impregnadas en cada uno de sus semejantes.
La Federación Estudiantil Universitaria (FEU) y la Federación Campesina de Cuba, erigieron un sencillo monumento en memoria del líder campesino, en el lugar donde cayó asesinado, y en el tercer aniversario del acontecimiento organizaciones campesinas, también con el respaldo de la FEU, instituyeron el 17 de Mayo, como el Día el campesino.
Triunfa la Revolución cubana en 1959 y el 17 de Mayo de ese mismo año se promulga la Ley de Reforma Agraria en La Plata, en el corazón de la Sierra Maestra, allí Fidel Castro expresó:
“Nosotros entendemos que esta Ley inicia una etapa enteramente nueva en nuestra vida económica y que un esplendoroso porvenir espera a nuestra patria si nos dedicamos a trabajar todos con el mayor ahínco”.
Era este el mejor reconocimiento a la memoria de Niceto Pérez. La tierra fue entregada a miles de familias campesinas.
Las mejoras no se limitaron solo a la entrega de tierras, sino que también el acceso a servicios tan elementales como la asistencia médica, las escuelas y los maestros, entre otros, que antes siempre se les había negado.
Dos años más tarde, surgió la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), cuyos miembros están convencidos de un fortalecimiento más pleno y conscientes de que existe un denominador común desde las cooperativas a la nación: Disminuir importaciones e incrementar las exportaciones. Además cumplir con el deber de elevar la producción de alimentos para el pueblo.
Desde 1959, el 17 de Mayo siempre está presente en la memoria del campesinado cubano, y es motivo de jolgorio entre quienes hacen parir la tierra.
Durante la clausura del Congreso de la ANAP celebrado en 2015 en Cuba José Ramón Machado Ventura dijo. “Por ello, hay que volcarse al trabajo con productividad y eficiencia, con responsabilidad, para cumplir los planes y cada compromiso contraído, sin asomos de mezquindad y actitudes mercachifles”.