Es una política que el presidente Miguel Díaz-Canel califica de genocida y que en su más reciente historial busca apagar a la mayor de las Antillas por la vía de cortar los suministros energéticos.
Por tal práctica a los cardiocentros infantiles aquí les resulta difícil acceder a medicamentos como la prostaglandina, que puede salvar vidas a los menores necesitados de procederes quirúrgicos.
Así lo afirmó a la Agencia Cubana de Noticias el jefe del servicio de Cardiología del hospital ‘Ignacio Agramonte’ de la central provincia de Camagüey.
Si bien se cuenta con ese medicamento para brindar el tratamiento urgente a recién nacidos con cardiopatías críticas, por la imposición de la cruel política se encarece su precio de compra, pues debe adquirirse por un tercer país cuando pudiera obtenerse a un menor costo en la nación norteña, especificó el especialista.
Acotó que algo similar ocurre con los antiarrítmicos de última generación, lo cual repercute en que, en ocasiones ante su falta, los infantes debe recibir otros preparados sin llegar a obtener en algunos casos el mismo resultado.
También señaló, cual castigo del bloqueo de Estados Unidos, la falta en su hospital de equipos para la realización de la ecocardiografía y del examen de diagnóstico con el monitor Holter.
No son las únicas carencias que Washington impone a la isla, pero las que afectan a los niños cubanos parecen dar la razón a La Habana, que denomina al cerco de Washington como criminal.