La ciudad de Santa Clara le tenía reservado, quizá, el mejor momento de su aún joven carrera deportiva. A esa urbe del centro del país arribó con la única misión de guiar al inexperto cuerpo de pitcheo del softbol femenino de Granma, a pesar de sus 19 años de edad (el 15 de mayo cumplirá 20).

Incluso así, Helen Ocaña estaba consciente del reto que representaba tamaña responsabilidad, después de conocerse la ausencia de las también jóvenes lanzadoras Yilian Tornés y Meibel Cabrera, para quienes estas justas no le resultaban ajenas.

Con tres triunfos en la etapa decisiva del certamen (de los siete que consiguió), Ocaña condujo a su selección a lo más alto del podio en el reciente Campeonato nacional, que tuvo por sede a la capital de Villa Clara.

“No estaba preparada. Nunca había tenido esa oportunidad, pero la aproveché”, explica sobre las victorias que se apuntó ante La Habana, Holguín y el monarca defensor, Villa Clara, en la discusión de las medallas por el sistema Page. Con ese desempeño, alcanzó la distinción de atleta más destacada del torneo.

“Al final logré el objetivo de ganar la medalla de oro”, acota, mientras recuerda sus inicios desde muy niña en la comunidad de Cautillo, en Jiguaní, y su paso exitoso por varios escenarios del archipiélago.

Es de poco hablar, más bien tímida. De todas maneras, sintió tremendo orgullo al saberse una de las artífices principales en él éxito de las softbolistas granmenses, como parte de una lid a la que no habían llegado en las mejores condiciones.

Su brillo por categorías inferiores jamás pasó desapercibido para la familia de la bola blanda en la provincia. Con esta actuación en predios santaclareños, podrían abrirse las puertas del equipo cubano para venideras confrontaciones internacionales.