Que no falte la alegría

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Por Yelandi Milanés Guardia | 31 diciembre, 2018 |
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Ya se acerca el fin de año y los cubanos como gran parte del mundo nos preparamos para festejar la culminación del 2018 y el advenimiento del 2019. Desde hace algunos días los arbolitos multicolores indican no solo la celebración de la Navidad, sino el final de 12 meses que de una forma u otra han marcado nuestras vidas.

La ocasión es para muchos la oportunidad de pasar revista sobre lo acaecido en casi 365 días y proponerse nuevas metas para el próximo año, mas lo que sin dudas ocurre en cada una de nuestras mentes, es pensar en la fiesta para despedir la vieja y recibir la nueva etapa anual.

Ya muchos van acopiando los alimentos y las bebidas para cenar y, por supuesto, cebando el puerquito que asarán, porque este elemento no puede faltar en el jolgorio cubano.

Es esta una oportunidad de reunirse en familia, no importa la cantidad de miembros, para pasarla bien y volver a verse las caras quienes tuvieron pocas oportunidades de hacerlo en los restantes meses.

Pero es además la oportunidad de compartir con amigos y vecinos que son bien recibidos a la hora de sentarnos a la mesa. Este hecho nos distingue a los de la Mayor de las Antillas, porque sin pecar de chovinismo, aquí, a diferencia de otras partes del mundo, vemos a los vecinos y amigos como parte de la familia.

Cuán hermoso es compartir en colectivo esos días festivos. Las mesas suelen verse mejor adornadas cuando todas las sillas están ocupadas.

Lo más importante, a pesar de las difíciles circunstancias, es pasarla bien en compañía de otros y que no falte la felicidad, pues la esencia no está en cuántas cosas tenemos, sino en cómo somos capaces de disfrutarlas.

A alguien con mucha sabiduría escuché una vez decir, que más vale comerse un plátano burro con alegría y no un bistec con amargura, por eso ningún esfuerzo por estar contentos será inútil y sí muy provechoso.

También debemos tener en cuenta que aunque son jornadas festivas, no podemos abusar de las bebidas porque pueden ser la causa de riñas y accidentes que entristezcan los días más esperados del año.

Mi más grande deseo es que sobren los motivos y los recursos para festejar en grande, pero que sobre todo reine la alegría en cada hogar, pues ese es sin dudas el mayor regalo que podemos recibir del agonizante 2018, y el mejor rostro con el que podremos encarar el 2019.

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