Trabajar siempre engrandece y agrega nuevas experiencias, no importa en qué, uno siente que el trabajo también alimenta espiritualmente, y nos saca una que otra sonrisa del rostro, sobre todo, si está aparejado al gozo de producir alimentos.
Mientras muchos se piensan el tener un trabajo, y cazan las mejores ofertas, hay otros, como Carlos Gómez Reyes, que no le temen a los desafíos, ello explica el salto brusco que diera despeñándose como programador de cultura y posteriormente en la industria alimentaria de Bartolomé Masó donde labora como preparador de masa en la fábrica de galletas La nueva, en el Caney de las Mercedes.
“Llevo aproximadamente 17 años de trabajo en la galletera, esto antes era una fábrica de construcción, después panadería y galletera.
Esta fue la primera unidad de la empresa integral de la industria alimenticia (Epiia) en Granma que ante la situación energética coyuntural del país asumió la producción de galleta con leña, conservando la máxima de producir alimentos para el pueblo.
“Cuando plantearon acerca del déficit de combustible en el país, adaptamos nuestro horno de petróleo para que trabajara con leña.
“No fue difícil cogerle la vuelta porque el colectivo es experimentado, solo pedíamos que la leña fuera de mejor calidad, porque a veces traían pino, eucalipto, y no es fácil lidiar con el humo que estas maderas ocasionan”, cuenta el también secretario del núcleo de Partido.
“La perspectiva de nuestro colectivo siempre fue seguir trabajando, y aquí nos hemos mantenido. No importa si la galleta es a base de leña o con un horno petrolero, el secreto está en el sentido de pertenencia que debe tener cada uno en cada puesto”, manifiesta Gómez Reyes.
La fábrica de galetas de Bartolomé Masó, produce diariamente 1,2 toneladas de galletas que no solo benefician a su municipio, sino también a otros del territorio granmense.