Como casi todos los escritores, su primer acercamiento a la creación fue mediante la poesía. Así, influenciado por el arte de narrar historias, incursionó en la dramaturgia, que aunque fue el último género que exploró, es el que más le apasiona, pues le permite una complejidad e indagación psicológica que otras artes ofrecen, pero no con la profundidad que le interesa.
Lo cierto es que escribiendo para el teatro, el habanero de Santo Suárez, Roberto D. M. Yeras, se siente muy cómodo y al parecer promete, pues su obra Noria, mereció el premio Virgilio Piñera, en 2006.
Yeras, asegura que su vida no ha sido un típico drama, al contrario. Se considera bastante tímido, a tal punto que en ocasiones, cuando trabajaba en el consejo nacional de artes escénicas lo confundían con un chofer.
Evidentemente él prefiere quedar en el anonimato y pasar inadvertido. Es más el tipo de personas que no busca protagonismos y se mantiene en la retaguardia, con la mirada aguzada, en busca de protagonistas para una nueva historia.
-¿Quiénes constituyen tus referentes en el teatro cubano?
– Me interesan algunos autores cubanos como Eugenio Hernández Espinosa y Vigilio Piñera, no por su estilo, sino por las zonas temáticas que abarcan, por esa indagación de la cubanía, de los problemas universales pero que pasan a través de lo cubano.
“Empecé a escribir bastante tarde, mi primer texto fue Sudario, un monólogo que terminé en 2004 y fuera publicado en la revista La Noria, de Santiago de Cuba, y al cual el grupo Versus le hiciera un montaje en 2008.
“Sudario nace de una experiencia vital del parque G, muy famoso en La Habana. Allí va todo tipo de seres solitarios y marginales de la sociedad. Era el lugar de citas de roqueros y personas con sida, muchas para ese tiempo recluidas en el sanatorio, entonces no existía la cultura actual sobre el tema.
“Un día en ese parque conocí a una muchacha que resultó tener toda una historia difícil y compleja. Tomé no exactamente la vida de ella, porque uno siempre enriquece los textos y le pone otras pinceladas, pero fue una experiencia tan fuerte y chocante que a los cuatro meses salió el monólogo.”
-¿Qué te inspiró a escribir Noria?
-Noria tiene muchos puntos de orígenes, pero básicamente es la experiencia vital de amigos que pasaron por la guerra de Angola, en los cuales pude ver las marcas que tienen estos mismos personajes en la obra, sin ser exactamente una biografía ni tomar la vida de ellos tal cual. En Noria se mezclan muchos temas. Pero esa es una de las líneas.
-¿Cómo te sientes cuando vez la aceptación de la obra?
-Eso me fascina. Uno trabaja para que el espectador reciba y reaccione ante el producto. Cuando el espectador está presenciando la obra se produce un diálogo que inevitablemente a mí me interesa mucho. Ojalá pudiera conocer la reacción de cada uno.
-¿Existe correspondencia con su puesta en escena y la manera en que la concebiste?
-Este montaje del grupo teatral, Alas D’ Cuba, de Bayamo, se acerca mucho a lo que siempre soñé y me propuse con Noria. Me interesa un diálogo muy intimista, de pocos espectadores, un teatro de acercamiento entre los actores, el hecho escénico y el espectador. Por eso ese montaje me complace mucho. No porque respete el texto y el espíritu de la obra, sino porque le incorpora y dialoga con él. No lo traiciona, y eso me hace muy feliz.
– ¿Qué te interesa contar a través de la palabra?
-Tanto en la poesía que nunca he publicado, y en la narrativa, me interesa mucho el análisis de la realidad cubana. El efecto sobre individuos específicos.
“Me cuesta mucho trabajo hacer personajes episódicos. Para mí cada personaje tiene que tener una historia compleja y difícil, que debo ir desentrañando en la escritura. No me interesa dejar ningún personaje a la buena de Dios. Me interesa que cada uno tenga una verticalidad, y eso, en Noria me parece que es donde más lo intenté. Tengo otra obra que es más compleja en ese sentido, Sea santa tu boca, publicada por la Revista Tablas.
“Mis obras tratan de ser un reflejo de la realidad en mí, de mi individualidad en esa interacción. Es como un filtro personal por el que pasan las cosas que me interesan de la realidad, aunque nadie puede aspirar a reflejar la realidad tal cual es. Esta siempre será más rica. Simplemente uno hace una modelación personal de su interacción con esta.
“Yo asumo la realidad como si fuera un espectáculo. Trato de desentrañar qué es lo que hay por detrás de esos actores que ves en la calles, en esas situaciones que se dan mientras transitas por las calles. Trato de ver siempre la complejidad que hay detrás de ellos. No es que uno siempre lo logre, pero al menos trato de hurgar en ello, de leer entre líneas y buscar los sub textos de las cosas.
-¿Cómo es la relación escritor VS director?
-No soy muy cerrado respecto a las interpretaciones de una obra, incluso, me han pedido cambiar palabras, oraciones. No estoy en eso de que se me respete un punto y una coma, siempre que se justifique con la obra, que no la traicione ni la desvíe hacia otro sentido.
“Hoy existen muchas rupturas de diálogo entre los creadores y los directores. Hay quienes montan una obra tuya y nunca te invitan a su estreno, no establecen una conversación contigo previamente, ni se ponen de acuerdo en muchos criterios.
“Me gustaría que fuera de otra forma, que existiera un diálogo, no para imponer, sino para conocer y aportar a la perspectiva del director.”
-¿Coincides conque la misión del teatro es sacudir moldes y esquemas?
-El teatro es eso, replantearse los acomodos sociales. Debe cuestionar fuertemente, sin dejar de entretener, que aunque el término a veces se presta mucho a la evasión, para mí significa sacudir, hacer pensar a las personas a través de un disfrute estético muy específico, que te permite tener un acercamiento más vital con los actores y la realidad del producto artístico.
-¿Qué rasgo define más tu personalidad?
– Tiendo a ser muy irónico. La ironía me permite un distanciamiento de la realidad. Para mí es muy importante distanciarme del hecho de ser uno mismo y poder burlarme de la realidad, de los problemas. Es un mecanismo psicológico de supervivencia, por supuesto, pero también te permite como creador alejarte de esa realidad para poder ver las cosas con más objetividad.
“No tomar tanto las cosas en serio como para matarlas, sino ver una parte vital, que tiene que ver con el anhelo de vivir y ver las cosas desde otro punto de vista.”
-¿Sigues alguna rutina para escribir?
-Ojalá tuviera la rutina. Escribo cuando puedo y quiero, aunque trato de hacerlo diariamente, pero café y cigarro no me pueden faltar.