Se anunció como un juego de pelota entre los Cómicos, del Centro Promotor del Humor, y un grupo de Glorias del béisbol de Granma.  Con esa sencilla promoción logró la mayor concurrencia de la temporada en el estadio Mártires de Barbados.

Suponíamos que, los siete innings pactados para la noche de este sábado, iban a diluirse entre chistes y distracciones de unos, cuyo oficio no tienen nada que ver con el béisbol, y otros en carrera desesperada por no dejar morir en sus venas la pasión a la que dedicaron sus vidas.

Pero el humor cedió a las bolas y a los strikes. El pretexto de un juego –que no podría ser otro que el de nuestro pasatiempo nacional- hizo más evidente el puente entre la cultura y el deporte, en un momento en el que en Bayamo se respiran los aires de la Fiesta de la Cubanía.

Humor y realidades

El encuentro comenzó con una décima dedicada a la libreta de abastecimiento por Pánfilo, personaje popularizado por el actor Luis Silva en el programa televisivo Vivir del Cuento.

Por la libreta me dan  / Lo mejor de de la canasta

Y a mí en realidad me basta /  Con el aceita y el pan

Picadillo de faisán  / ¿De faisán? ¡No!, de potrero

Huevos blancos del lindero / Y dicho en voz de poeta

Si me quitan la libreta  / Por mi madre que me muero.

“Una de las cosas que más atrae al público en estos momentos es el humorismo y dentro de este el programa Vivir del Cuento, posiblemente el estadio no se haya puesto así en ningún juego de la Serie Nacional”, reconoció el ex pelotero Ibrahím Fuentes.

“Esto nos ayuda a nosotros –que a veces estamos un poco olvidados- para la gente  que te vea y recuerden que uno entregó la vida en el terreno. Así también la nuevas generaciones te conocen”, abundó Fuentes.

Para Silva lo más importante de este tipo de juego es incentivar a que nuestro deporte nacional se siga practicando “y levantar aun más el prestigio de las glorias deportivas, que están en sus casa o de entrenadores”.

“Siempre ponemos nuestra gotica de humor, pero siempre hay seriedad, respeto y un homenaje a esa mezcla de cultura con deporte”, apuntó el carismático actor.

Pero Pánfilo -también quiso dejar su criterio sobre nuestros clásicos locales. Con su verbo filoso -entre humor y realidad- coincidió en que el béisbol en la Isla “está pasando por una crisis en determinadas cosas. ¡Imagínate yo vi pelota hace años!

“Lo primero –dijo- es que estamos poniendo el mejor fútbol del mundo y hay que poner pelota del mundo entero; de las Grandes Ligas, de la Liga Japonesa, pero más pelota. No puede ser que nosotros por televisión estemos poniendo más fútbol que pelota. Eso no puede ser, se lo he dicho a Chequera, se lo he dicho a Ruperto y ellos lo entendieron.

“Lo otro es, yo se que ahora hay dificultades con el petróleo, la energía…, pero hay que hacer un esfuerzo grande por priorizar, hacer una reservita para que los juegos sean de noche, porque si no el público está trabajando, en horario de trabajo tu sabes que en qué momento va a ver uno pelota. ¿Me entiendes?”.

Remembranzas

De estos partidos se recuerda el sorprendente fildeo de Pedro Mora pese a los 56 almanaque; lo “pasaditos de peso” que están Félix Benavides, Miralis Benítez y Carlos Barrabí o el poder al bate de Marco Naranjo para despachar jonrones pese a los seis años fuera del béisbol activo.

Sirve para que el padre le diga al hijo, ese que ni foul pudo conectar es Ibrahín Fuentes Diéguez, el recordista en más hits consecutivos conectados en la pelota cubana (14)…

O, ese que está en el box es Misael López, a quien le llamaron el Ciclón de San Felipe, no importa que ahora sus curvas no lleguen al home o las rectas se hayan convertido en mansos vientos después de 24 años de turbonadas por todos los estadios del país…

O, el moreno mesurado de línea sólida al jardín central –míralo bien-  es el cuarto bate Pablo, el mayor del temible trío Bejerano Morales, apodado los Tres Mosqueteros y que integraron su hermano Víctor y Santiago Valerio (sobrino).

O, aquel de wind up pausado es Pedro Luis “Manacho” Palma, quien llegó a casi 100 victorias cuando la pelota se ponía como la caña, “a tres trozos”, y había que tener… repertorio para treparse en la lomita…

Epílogo

Yo estoy seguro que muy pocos van a recordar que el partido terminó 6-5 a favor de los Cómicos. Mucho menos que los muchachos de Kike Quiñones dieron 14 imparables – por nueve sus rivales- y que cada equipo cometió una pifia. Después de un juego como el de anoche se olvidan las cifras y los chistes.

Definitivamente, estos partidos son románticos. Sin estos juegos –no importan los protagonistas- nuestra pelota muere engavetada en los recuerdos de las generaciones que inexorablemente se van.

FOTOS / Armando Contreras Tamayo (ACN)