Como si no bastaran todas las vergüenzas que le ha hecho pasar el autoproclamado presidente Juan Guaidó, fabricado de pedazos como el monstruo del célebre doctor que quiso vencer a la muerte, el gobierno de Estados Unidos insiste, pero ahora en nuestra tierra antillana en crear monigotes a imagen y semejanza del vapuleado y corrompido político.
Al intentar traspolar la tenebrosa experiencia a nuestra tierra indómita, vuelve Washington a equivocarse, pues nuestro pueblo no les pondrá nada fácil el apoyar a “lideres” cubanos individuales, emergentes, particularmente dentro de la sociedad civil.
Porque precisamente la genuina sociedad civil cubana está compuesta por líderes campesinos, estudiantiles, mujeres, intelectuales políticos e inclusive amas de casa y todo lo mejor de nuestra sociedad.
Claro, los organizadores de esta aberración echarán el bofe para, como un cáncer, hacer crecer a los supuestos participantes en ella y se establezcan en Cuba con recursos profesionales para “promover la democracia y los derechos humanos y más comunicaciones abiertas en toda la Isla e internacionalmente”.
Cabe preguntarse ¿acaso los cow boys de la Casa Blanca todavía piensan que van a afrontar indígenas analfabetos en esa injerencista agresión a un país soberano? Eso no lo creen ni ellos mismos.
Los organizadores quisieran que los participantes mostraran madurez suficiente para tener éxito en un proyecto en el extranjero y mostrar un deseo declarado de regresar y trabajar en la gestión de organizaciones y actividades independientes en Cuba; traducido: trabajar para una potencia extranjera, hecho punible en cualquier legislación del mundo.
Otra cuestión, los candidatos a integrar el supuesto equipos de personas deben representar la diversidad de género, racial, socioeconómica y geográfica en Cuba.
Más claro ni el agua, el gobierno enemigo de la diversidad, antiinmigrante y discriminatorio de las minorías pretende partir de la multilateralidad para minar a la Revolución desde dentro.
Criticar Inmoralidad en calzoncillos, dirían nuestros abuelos.
No dudo que surjan algunos trasnochados digieran o se empachen con esta patraña; pero los jóvenes cubanos son verdaderamente amor, continuidad y relevo, sin altisonancias pero sí con el trabajo creativo en las diversas esferas.
Contra ellos no podrán guaidós remendados al estilo del espantajo del doctor Frankenstein.