Con bastante frecuencia escuchamos a personas decir que tienen el hígado graso y quizás la mayoría desconoce las especificidades y riesgos de esa afección.
El Máster en Ciencias Doctor Jorge Omar Cabrera, especialista de Primer Grado en Medicina General Integral, de Segundo Grado en Gastroenterología, y Profesor auxiliar, quien realizó su Tesis de Maestría sobre este tema, ofrece a los lectores interesantes detalles al respecto.
“La Enfermedad por Hígado Graso no Alcohólico (EHGNA), -explica- es una entidad cuya importancia ha sido reconocida como causa frecuente de elevación de aminotránsferas (transaminasas) y de daño hepático crónico, llegando a la cirrosis y en algunos casos al hepatocarcinoma o Neoplasia maligna primaria del hígado.
“El término no alcohólico se refiere a los cambios histológicos (biopsia) que son similares a los producidos por el alcohol pero que se presentan en individuos que no consumen éste en forma significativa.
“La EHGNA es la manifestación hepática del síndrome metabólico, que se caracteriza por obesidad, fundamentalmente visceral, es decir, aumento de la circunferencia abdominal; dislipidemia o colesterol y triglicéridos elevados, tolerancia a la glucosa alterada o lo más habitual a la Diabetes Mellitus tipo II no insulinodependiente. Puede estar asociada además a enfermedades cardiovasculares, renales o neurológicas dependientes de la ateromatosis de las arterias.
“Entre los factores de riesgo figuran principalmente el estilo de vida: sedentarismo, obesidad, dieta rica en calorías, grasas saturadas, poco consumo de fibra vegetal y la no realización de ejercicios físicos regularmente. En la población general se presenta entre un 23-25 por ciento, en los obesos puede llegar hasta un 90, y en los diabéticos entre el 50 y el 70.
“Cuba ocupa el séptimo lugar en América con respecto a la prevalencia de la obesidad, en nuestra provincia no se han realizado estudios en tal sentido, pero no debe diferir mucho de los resultados que muestra nuestra área geográfica y el resto del mundo.
“Clínicamente suele cursar en forma asintomática y las pruebas hepáticas pueden ser normales o mostrar discreta elevación de aminotranferasas.
“Esta enfermedad tiene un espectro anatomoclínico que va desde la esteatosis simple hasta la forma más avanzada, la esteatohepatitis no alcohólica, más agresiva y con evolución a la cirrosis y al hepatocarcinoma.
“Generalmente el paciente es atendido por detección incidental de pruebas de laboratorio alteradas, o por el hallazgos ecográficos de un hígado ecogénico (graso) que se realiza por otros motivos, por ejemplo dolor abdominal”.
En relación con el tratamiento, el Máster en Ciencias Jorge Omar, asegura que es individualizado, en función de las comorbilidades que pueda presentar el paciente en cuestión.
Dice que se basa en pilares como los cambios en el estilo de vida, ingiriéndose una dieta balanceada, rica en vegetales, frutas y baja en carnes rojas y alcohol, además de la realización sistemática de ejercicios físicos principalmente aeróbicos, con el objetivo de la disminución gradual del peso corporal.
El tratamiento farmacológico incluye el control de la glucemia, y fármacos hipolipemiantes como las estatinas, y antioxidantes como las vitaminas C y E; y el quirúrgico, la cirugía bariátrica en los pacientes con obesidad mórbida.