En la década de los años 70 apareció en el espacio Motivitos del carnaval bayamés cada año, un intérprete llamado Argérico Rondón, conocido como El caballero andaluz, por su desempeño exitoso en las coplas y otros ritmos españoles.
Era realmente caballeresco en escena, en la calle y en la charla con amigos y conocidos; tenía un alto concepto sobre ofrecer talento y corazón en cada manifestación de la poesía, la plástica el canto, la escultura, la música… a quienes lo lograban los consideraba artistas; en cambio si eran burdos, imitadores o vulgares para el Caballero eran simplemente “artitas”.
Como tal incluí a Otero Alcántara al verlo en sus ¿performances? insultantes a la dignidad plena del hombre, a lo sagrados símbolos patrios, en sus pretendidas huelgas de hambre reforzadas por la izquierda con vituallas de sus amos norteños y europeos.
Ahora “re-constato” mis criterios tras la denuncia del Noticiero Nacional de Televisión acerca de una exposición de su autoría con dulces virtuales dirigida a niños del barrio habanero de San Isidro; después, como por arte de magia, sacaría de la manga golosinas verdaderas “que él sí pudo aportar, pero la mala gestión del gobierno cubano no propiciaba que llegaran a la grey infantil”, ¡qué bonito!
Alcantarilla intentaba una cruel bofetada a la despiadada realidad de que el bloqueo es la causa principal del desabastecimiento en Cuba.
La entrega sería este 4 de abril, fecha de gloria para niños y jóvenes cubanos, y mandada e iba pretendidamente, a escamotearla por la contra interna y externa como ha intentado con otros símbolos cubanos; pero en su pensar obtuso no saben que al querer apropiarse de estos emblemas en lugar de ensuciarlos los legitiman, los fortalecen, y solo confunden a quienes se quieran confundir de este modo sin quererlo desenmarañan sus verdaderos propósitos.
Y como no hay nada oculto entre cielo y tierra, aun cuando el “artita” juró y perjuró que financiamiento y acciones eran solo suyas, la ruta del dinero nos lleva con el Instituto Nacional Demócrata de los Estados Unidos, subcontratista de organizaciones con historial de poner “verdes billetes” para la subversión en Cuba, violenta o no.
Nuestra televisión también mostró las relaciones entre el mercenario Otero Alcántara y Carla Josefina Velázquez, directora del Programa de Participación Ciudadana del referido Instituto, a través de un audio en el cual ella le da indicaciones y asegura: “Yo te dirijo” aunque casi dijo “también te pago”.
En la cima de tal organización está Madeleine Albright, otra dama de hierro (como Margaret Tatcher) quien fuera secretaria de Estado durante el segundo mandato de Bill Clinton, periodo con intensa actividad contra Cuba.
Si esa misma que según citó recientemente el sitio digital cubano Cubadebate, reconoció en el programa televisivo Sesenta Minutos, de la televisión norteamericana, que la muerte de 500 mil niños en Iraq, “fue un precio que valió la pena”.
Total, para ella era solo daños colaterales como serían los nuestros en la añorada invasión que ruegan Alcántara y su pandilla.