En la primera mitad de este año, la provincia de Granma logró que, en nueve entidades, con poco más de ocho mil 500 trabajadores, el salario se elevara en un rango entre los mil y los dos mil pesos, comportamiento que apunta hacia un mejor recorrido en la aplicación de beneficiosos sistemas de pago, y en el aprovechamiento de las medidas para hacer más eficientes en el universo empresarial.
En ese lapso, el territorio ubicó su salario medio en 690 pesos, 46 por encima de inicialmente previsto, todo con apoyo de la resolución 6 del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTTS), que desde inicios de año vino no solo a corregir incongruencias en la antigua 17, y a reafirmarle a los trabajadores que puede en verdad ese instrumento devenir una luz para sus bolsillos.
De acuerdo con análisis particular sobre el tema, hay un movimiento positivo si, además, 18 entidades más han logrado ubicar el salario de sus colectivos entre los 600 y los mil pesos.
Pero esos datos no significan que se esté aprovechando en su justa medida ese instrumento, el cual será efectivo, si se genera en cada lugar un movimiento real en pos de la eficiencia, y mejor aún, en torno a otra necesaria y todavía insuficiente gestión de incorporar cuantas actividades secundarias sean posibles, dentro de una viable flexibilización de los objetos sociales.
Ahí, en opinión de muchos, están hoy muchas reservas por explotar, y que al no ser bien aplicadas impiden un incremento en el sustento salarial de no pocos trabajadores.
En ese punto, es imprescindible mayor examen y debate en cada organización productiva y de servicios, pues ganar más implica reducción de gastos, optimización de recursos, pero también, diversificación de fuentes de ingresos.
Las organizaciones sindicales deben y pueden motivar con superior agilidad esos intercambios, mantener en constante observación los sistemas de pago, como parte importante de los convenios colectivos de trabajo.
La organización sindical, se ha convocado, debe ser garante de que la administración cree las condiciones técnicas, organizativas y económicas para el reconocimiento salarial en las unidades empresariales de base, desde la desagregación de los indicadores y los registros contables a ese nivel.
Lo anterior permitiría, por una parte, acercarlos al lugar donde se genere el hecho económico, y por la otra, que esos indicadores y sus comportamientos sean motivo de permanente examen por parte de los trabajadores.
Innegablemente, es preciso aún, mayor intercambio en los colectivos, debates creativos, de donde surjan muchas ideas para generar más ingresos, y mayor voluntad para elevar el control.