Desde pequeña la familia de Damaris Ileana Jiménez del Río aseguraba que esa niña leguleya iba a ser licenciada en derecho porque siempre tenía una respuesta para todo. El paso del tiempo, corroboró aquel lejano augurio que en 1992 se materializó.
En ese año comenzó a trabajar en la Fiscalía General de la República y, posteriormente, en agosto del 2003 se traslada a la Dirección provincial de Justicia (DPJ), entidad en la cual se mantiene laborando.
Sus inicios en la DPJ fueron como especialista que atendía la revisión de causas penales, luego supervisó los Bufetes Colectivos hasta que en el 2007 fue nombrada jefa del Departamento de Atención a Bufetes Colectivos y Sociedad Civil de Servicio. Más tarde cambió la denominación por Departamento de Asistencia Legal, donde se mantuvo dirigiendo.
“Al cambiar la denominación se incrementó el trabajo y comenzamos a atender la población y sus quejas, la cancelación de los antecedentes penales, la supervisión a la Empresa de Servicios Legales (Empresconsul) y los antiguos encargos”.
Desde su debut ha sido una jurista destacada a nivel de base y provincial, méritos que avalan su actual desempeño como Vicepresidenta de la Unión de Juristas en el territorio. El incesante quehacer investigativo la ha convertido en integrante del Consejo Provincial de las Ciencias Sociales.
“Cuando inicié lo hice con mucho interés y deseos de superarme, por ello me otorgaron el Premio al mérito de investigación y el sello Forjadores del futuro. Tempranamente consideré que participar en los eventos y presentar ponencias iba a coadyuvar a un mejor desempeño profesional y técnico. Gracias a mis ansias de superación soy Máster en Derecho penal desde el 2005”.
Esta abnegada mujer también comparte, junto al amor por el derecho, la afición por el magisterio, inclinación que la mantuvo por alrededor de 10 años como profesora de la Sede Universitaria Municipal de Bayamo y pedagoga en la Filial Universitaria del Ministerio del Interior:
“Esto lo hago no solo porque me gusta impartir clases sino porque forma parte de mi autopreparación. El tiempo hay que sacarlo de los ratos libres y de las horas que robas al sueño. Siempre digo a mis alumnos que estudiar requiere de un sacrificio extra. Lamentablemente las disímiles tareas que lleva el departamento me impiden estar más horas frente a los estudiantes”.
Entre las cuestiones que más le apasionan del trabajo en justicia está su naturaleza técnica, lo que obliga a una constante actualización. También resalta el orgullo de contar con un grupo de subordinados productivos, humanos y profesionales.
Durante la plática sostenida Jiménez del Río develó los motivos de su acercamiento al derecho y las experiencias derivadas de su quehacer laboral: “Me incliné por la carrera de derecho debido a los ideales de justicia social que uno va aprendiendo mientras crece y por mi deseo de combatir lo mal hecho.
“El trabajo me ha enseñado a no ser tolerante ni extremista, a ser prudente, solidaria -pero con límites- y aprovechar lo mejor de la gente. Es importante escuchar los problemas y darles soluciones lo más apegadas al orden jurídico.
“Relacionarse con la población es difícil porque cada persona cree que su situación es la más grave del mundo, por lo que hay que tener paciencia, no perder la compostura y brindar el mejor trato”, revela.
Los años de labor también han servido a esta jurisprudente para constatar que el ejercicio de su profesión siempre estará marcado por la autolimitación constante, pues, por una cuestión de ejemplaridad social, debe actuar dentro del marco legal.
Gracias profe por sus enseñanzas, me ha hecho un mejor jurista, siempre la recordare.