Orgullo de trabajador (+fotos y video)

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Por Anaisis Hidalgo Rodríguez | 1 mayo, 2020 |
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FOTO/Armando Contreras

Cuatro de la madrugada. Desde los 19 años, Rainer Aliaga Batista, evade el frío de estas horas tirando una y otra vez de la extensa tira de harina para fabricar galletas en el polígono productivo Panificadora, de Bayamo.

No importa a quienes van destinadas. Le basta con poner su corazón en ello y suponer que esa galleta remojada en café, fue hecha por sus manos. Eso lo enorgullece.

El complejo productivo Panificadora tiene un plan de producción consistente en 25 toneladas de galletas de sal, 16 de dulce y dos de barquillo a pesar de los problemas de combustible, energético y de materia prima.

“Hoy estamos enfrascados en la producción de galletas en gramajes de medio quilo para la población de Bayamo, cuya distribución está alrededor del 86 por ciento”, acota Grisel Pérez Pérez, jefe de producción y operaciones de la unidad empresarial de base de la industria alimentaria de Bayamo.

“Faltan los barrios de Las mangas, Julia y Guasimilla. Así culminaríamos con una vuelta de galletas a toda la población. Es ínfima la cantidad, pero la gente lo ha tenido a bien, sobre todo en lugares que nunca lo habíamos comercializado”, comenta Grisel.

Además de esto la UEB Bayamo garantiza mediante sus 56 unidades productivas y 896 trabajadores, pan liberado con la harina destinada al sector educacional, repostería y conservas de mangos y tomate, según la temporada, en aras de aproximarlas a los barrios y reducir la aglomeración de personas como medida de prevención ante el Coronavirus; y suministra a los centros de recepción.

LO VIEJO NO SE DESECHA

Nadie imagina puertas cerradas, cuánto sacrificio implica hacer galletas. Remojar 110 quilos de harina con levadura, dejar en reposo unas seis horas, adicionar sal, azúcar, aceite, harina seca; trabajar la masa en la revolvedora, la sobadora, mantear y conformar en la maquinaria; luego hornear, enfriar y empacar.

FOTO/Armando Contreras

Dicho así es cosa rápida, lo arduo es cuando surge alguna rotura y el proceso productivo se adormece por horas, incluso, días.

De experiencias como estas da testimonio Pedro Remón Serrano, ingeniero mecánico en la Panificadora desde hace 25 años: “Uno de nuestros grandes desafíos fue trasladar y montar la galletera para este complejo, y el horno, reparado por completo.

“Debido al uso, el troquel se deterioró. Esta pieza es decisiva en el conformado de galletas. Sus copas dan la forma circular y los pinchos agujerean la masa, así el aire sale y la galleta se mantiene fina al cocinarse.

“Inmediatamente lo desmontamos e hicimos casi  nuevo. Nos tomó un día activar la línea, pero otras roturas deben manejarse en al área de maquinado, en el Country, con un torno más potente”, comenta Remón Serrano.

Tras el acto noble de innovar, siempre hay más de un rostro; lo más difícil son los materiales: “No hay de nada y debes ingeniártelas con cualquier chatarra y almacenando lo viejo. La satisfacción es saber que con tu trabajo  beneficias al pueblo”, manifiesta Serrano.

La ueb Bayamo elabora además sorbeto, galleta dulce para los parques infantiles, mercados ideales y unidades del comercio y la gastronomía; y mantiene una panadería diversificada que hace pan, pelli pan, panecillos, palitroques y coditos.

FOTO/Armando Contreras

Disponen entre sus unidades de combinados, el Palacio del pan y el del dulce, y una fábrica de conservas que tributa cien mil pesos al plan.

Sobre esta alternativa adoptada por la máxima dirección del territorio de conjunto con la EPIIA, opinó el profesor universitario  Francisco Salgado Hernández, consumidor de la bodega La flor de Asia, en la cabecera provincial.

FOTO/Anaisis Hidalgo Rodríguez

“Como idea es magnífica, al disponerlos en las bodegas se acerca el producto a cada consumidor,  y si se acaba, usted tiene la seguridad de que va a volver. Cuando me correspondió comprar, fue rápido. Es una vía muy cómoda para uno como consumidor”.

“A mi juicio, el problema radica en la existencia de personas vendiendo el producto por las calles, y eso sale de alguna parte.

“Se debe buscar el origen de estas ilegalidades. Estamos en un momento en que es necesaria la  transparencia en todo cuanto se hace. Reitero, como idea es magnífica.”

Hasta la fecha la Empresa provincial de la industria alimenticia (EPIIA) ha puesto en las bodegas de Bayamo cerca de 50 toneladas de galletas y 20 en Manzanillo. Media Luna y Bartolomé Masó ya tienen aseguradas las de sus respectivos territorios, de manera que cada unidad se alista para hacer llegar el producto al resto de los municipios.

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