Millones de aficionados lamentan la triste aventura que acaba de vivir el béisbol cubano en el II Premier 12, aunque a muchos no les sorprendió el naufragio en Seúl, uno más en la larga lista de los últimos años.

Por supuesto, soñar no cuesta nada. Esa era, tal vez, la principal arma con que viajaron a la capital surcoreana los 28 peloteros y su cuerpo técnico encabezado por el camagüeyano Miguel Borroto.

¿Pero bastaba con eso? ¿Acaso olvidaron la decepcionante página de los Panamericanos de Lima, donde se estampó la peor actuación de la historia, y el segundo lugar que deparó la cita centrocaribeña de Barranquilla 2018, después de varios meses de arduo entrenamiento?

Ambas juntas regionales demostraron que se había perdido el dominio ejercido décadas atrás y, por ende, la brecha con el máximo nivel mundial seguía en aumento.

Mucho antes de darse la voz de A jugar en el estadio Gocheok Sky Dome, sede del grupo C, se auguraba que el partido inicial frente a Canadá sería decisivo en las aspiraciones de sobrepasar la fase inicial, porque una derrota casi obligaba a Borroto y sus alumnos a preparar las maletas de regreso, como sucedió.

Otra vez el conocido lanzador norteño Philippe Aumont resultó indescifrable para la ofensiva antillana, que no encontró recursos frente a sus rompimientos endemoniados y terminó cediendo 0x3; así quedó evidenciado que el estudio del contrario sigue siendo una tarea pendiente.

Además, el cerrado triunfo sobre el elenco de Australia -3×2 en la décima entrada- incrementó las dudas de cara al exigente tope contra los favoritos coreanos, vigentes campeones, al que vencerlos resultó siempre una quimera.

Como era de suponer, se impuso la nave local -con lechada de 7×0- para avanzar invicta y ratificar su condición de aspirante de fuerza al título y al único cupo en disputa para la zona (Asia-Oceanía) rumbo a los Juegos olímpicos de Tokio.

La rápida eliminación también confirmó que, aunque nuestros atletas tengan talento por arrobas, nos hemos quedado muy lejos en muchos aspectos; mientras se continúan cambiando mentores, como si ellos solos fueran a resolver los problemas que hace tiempo arrastra la pelota aquí.

En la urbe asiática los bateadores de la Isla lucieron indefensos, apenas anotaron dos carreras, con 15 imparables y sin extrabases; al tiempo que los lanzadores regalaron 17 boletos, uno menos que los otorgados por Venezuela en la primera etapa.

Para colmo, se cuaja el line up con hombres que destacan por su poder al bate, a excepción de Roel Santos y César Prieto, una tendencia a la que hace rato no se le saca provecho y como si el béisbol moderno no fuera más que eso.

Nuestro campeonato tampoco es el medidor ideal; además, se sintió la ausencia de bateadores pacientes en el home y de mejor tacto, sin contar que se corrió el riesgo de dejar una pésima imagen con algunas improvisaciones.

Por cierto, comienza a alejarse la posibilidad de clasificar al torneo bajo los cinco aros del año próximo, cuya ruta clasificatoria de América proseguirá en marzo, en Arizona (Estados Unidos), donde deben lidiar, por un puesto, los seis conjuntos que no consigan el boleto en el Premier y los otros dos mejores ubicados en Lima.

La última plaza se otorgará en Taipéi de China, cita a la que asistirán -entre otros- los ocupantes del segundo y tercer lugar en Arizona. En fin, llegar a Tokio parece más que difícil.