Roma-. El papa Francisco aceptó recibir el premio Carlomagno 2015, luego de que la institución alemana encargada del galardón anunciara hoy la decisión de entregárselo en reconocimiento a su contribución para la unidad en Europa.
De acuerdo con el jefe de prensa del Vaticano, Federico Lombardi, aunque el Sumo Pontífice no suele admitir ese tipo de recompensas, en esta ocasión la aceptará de forma excepcional como un impulso a la paz.
Francisco indicó que en medio de un contexto internacional marcado por una “tercera guerra mundial en pedacitos”, recibirá el premio para dedicarlo a Europa como impulso para trabajar por la paz, precisó Lombardi.
En la ciudad alemana de Aquisgrana, los encargados del homenaje decidieron otorgárselo al primer Papa latinoamericano por sus notables contribuciones a la unificación europea, así como a la defensa de los valores de la región.
Según el comunicado difundido, “en estos tiempos en que muchos ciudadanos y ciudadanas en Europa buscan una orientación, el papa Francisco envía un mensaje de aliento y esperanza”.
La nota agregó que ese respaldo se sostiene por “su confianza en los hombres no tanto como ciudadanos o sujetos de la economía, sino como personas dotadas de una dignidad trascendente”.
El comunicado recordó el discurso pronunciado por el jefe de Estado del Vaticano ante el Parlamento Europeo en 2014, en el cual pidió al área superar la crisis y las tensiones para convertirse otra vez en un referente para la humanidad.
Desde que fue instituido en 1950, el premio Carlomagono está considerado uno de los principales galardones en el denominado viejo continente y se entrega habitualmente a ciudadanos de la región.
El Obispo de Roma será el tercer no europeo en recibirlo -precedido por los políticos estadounidenses Henry Kissinger y Bill Clinton- y el primero procedente de América Latina.
Desde que comenzó su pontificado en marzo de 2013, Francisco ha sorprendido al mundo por sus pronunciamientos a favor de la paz y la armonía, del respeto a la dignidad humana, y de un orden mundial que no esté determinado por la racionalidad económica.