¡Para que siga siendo mi compañera, la radio!

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Por Denia Fleitas Rosales (Radio Granma) | 24 noviembre, 2015 |
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Orestes Milanés Leyva, director Radio ManzanilloComo mágico es el sonido de la radio. Ese que se cuela, proponiéndoselo, en los corazones de quienes escuchan, en el hacer diario de quienes se pegan a la sintonía y descubren en su sonoridad alegrías, emociones, razones para vivir.

A 83 años de su irrupción en la porción de tierra manzanillera, hablar de su esencia y prioridades deviene obligación, compromiso con una iniciativa que Jesús Armesto Braña legó a los radialistas de ayer, hoy y siempre de la ciudad del Golfo de Guacanayabo.

“Por eso la radio es insustituible, y la nuestra, Radio Granma, se escucha por los manzanilleros y manzanilleras, incluso más que las nacionales. Ella nació para quedarse entre nosotros, para existir junto al pueblo, porque es portátil, simplemente guerrillera”.

Así lo afirma Orestes Milanés Leyva, director de la emisora local. No es, como dice, un sabio ni experto en el tema, pero sí un hombre que en seis años de convivir con las pasiones que se generan en la planta radiofónica ha aprendido a descifrarle como medio de comunicación masiva.

Entre sus misiones, reflexiona, “tiene una máxima, ofrecer una programación portadora de altas virtudes político-ideológicas, sociales, éticas y estéticas, en concordancia con la batalla que libra nuestro pueblo, y con un objetivo esencial: que esté al servicio de los conocimientos, la cultura, la recreación, la defensa de la nación y de todos sus ciudadanos”.

“Por ello existe, y desde su seno se profundiza en la lucha por la independencia, soberanía, identidad nacional y el amor a la construcción de nuestro proyecto socialista”.

 ¿Qué contenidos han de escucharse entonces a través de sus frecuencias?

“La obra más grande de la Revolución es la propia Revolución, tenemos que hablar mucho más de la obra, tiene que escucharse mucho más en nuestra radio la palabra Revolución, Socialismo. Pero fundamentalmente desde las voces y opiniones que más deben permanecer en nuestra señal, en la de obreros, campesinos, maestros, médicos, artistas, intelectuales, jóvenes, que son los verdaderos protagonistas de la obra”.

¿Será esta su carta de éxito para persistir en el tiempo y en el corazón de su audiencia?

“En casi 83 años la radio en Manzanillo ha acumulado una larguísima experiencia, muy ligada siempre a las de la sociedad. Hoy es un medio masivo que ha llegado a congregar miles de oyentes, sin embargo ello no es garantía de supervivencia, sino hacer las cosas bien y que el pueblo, sus conquistas, dudas, necesidades, intereses, sean prioridad”.

“Además, parte de nuestras capacidades como profesionales para brindarle al oyente algo diferente, algo selectivo, que pueda encontrar diferencias a lo que habitualmente escucha y lo obligue a mover el dial, sintonizarnos y permanecer con nosotros”.

El reto es mayor de lo que se imagina, fundamentalmente en estos tiempos de Internet, celulares, wifi, el paquete, donde las nuevas tecnologías de la información y la comunicación se abren paso, ¿cierto?

“Cierto, por eso debemos encontrar cada día algo nuevo que contar, no deben escucharse los mismos contenidos, girando siempre sobre los mismos temas. El inmovilismo, la positividad, con respecto al contexto actual en que nos movemos no puede ser lo que caracterice a nuestra radio; debemos apostar por ser más creativos para que los oyentes nos prefieran por encima de esas nuevas opciones”.

 ¿Qué estrategias debemos plantearnos para conseguir este propósito a favor de la vida eterna de la radio?

“Nosotros somos los que podemos hacer posible que se continúe afirmando que la radio se quedará, siempre que recordemos que esta debe centrarse en sus formidables virtudes y atributos únicos, siempre que aprendamos y aprenda ella a convivir con esas nuevas circunstancias y se adelante a sus posibles consecuencias, porque el día en que la radio deje de ser compañía para sus oyentes, estaremos sepultándola”.

“Debemos salir a buscar los oyentes y no esperar a que ellos vengan, salir en el sentido de conocer sus gustos por el contacto directo con ellos, de sabernos parte del pueblo y reconocer que nuestras propuestas sean más como ellos son y anhelan ser, saber, conocer. Intencionalidad es la clave para conseguir el triunfo”.

 ¿Y para ello es esencial la preparación de sus profesionales, dígase locutores, directores, periodistas, sonidistas, del colectivo en general?

“Eso es imprescindible. Elevar el rigor, la preparación, evitar la monotonía, las improvisaciones. Nunca como ahora, con la bendición de las nuevas tecnologías, fue tan fácil elaborar programas de radio; pero nunca fue tan fácil caer en facilismos, lo cual nos obliga a fortalecer todas las especialidades artísticas, en especial la locución, y también en el orden periodístico, a profundizar, escudriñar, para llegar a las esencias y construir, perfeccionar”.

“En la radio de hoy y la de mañana se ha de trabajar para fortificar el papel de los que escriben para ella y quienes tomen sus micrófonos, que lo hagan convencidos de lo que dicen, lo sientan y actúen como tal; pues tanto el medio de comunicación como el país peligran cuando la labor se hace increíble”.

“Todos, unidos, debemos trabajar para cultivar una personalidad sólida y mejorada de la radio, basados en los valores genuinos del medio, en su historia y tradición, en las circunstancias del presente, para ser leales a las armas que la Revolución nos ha dado, honrar a quienes nos precedieron y sentar pautas para los radialistas del futuro”.

Desde esta perspectiva se debe mirar a la radio, a esta herencia manzanillera convertida en tradición,  para que desde los más jóvenes hasta los más experimentados la respiren como propia durante las 24 horas del día, se anide en los hogares como fiel compañera, y permanezca, ilimitadamente, como dice su slogan, tan genuina y “criolla como nuestro son”.

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