La enmienda pasó con 393 votos a favor, 226 en contra y cuatro abstenciones, en la última sesión plenaria de la legislatura de la cámara baja, el Bundestag.
La resolución de este asunto fue uno de los pendientes en la coalición de 2013 entre el Partido Socialdemócrata (SPD) y la Unión Cristianodemócrata de la canciller federal, Ángela Merkel.
Sin embargo, el SPD, el cual respetó el pacto durante los últimos cuatro años, aseguró que sería un requisito imprescindible para participar en un futuro nuevo gobierno, a tres meses de las elecciones generales.
En las propias filas conservadoras hubo división respecto al tema, pues a pesar del llamado de Merkel para pronunciarse en contra, un cuarto de los diputados de esa agrupación, 75 de los 310, secundaron la legislación.
Incluso varios miembros del ejecutivo alemán cercanos a la gobernante votaron a favor, entre ellos, el jefe de la sede de Gobierno, Peter Altmaier, y la ministra de Defensa Ursula von der Leyen.
De esta forma, Alemania se sumó a las 22 naciones que autorizan este tipo de unión legal, la cual es respaldada por el 82,6 por ciento de los alemanes, según la Oficina Federal Antidiscriminación.
Diversas fuentes señalan que con este resultado los socialdemócratas se anotaron un punto importante en la precampaña electoral, donde tienen al expresidente del parlamento europeo Martin Schulz, como candidato a jefe de Estado.
Merkel, por su parte, debió escuchar las críticas de su propio partido, pero el desenlace le permite enfrentar ahora, en una etapa todavía prematura del proceso electoral, una cuestión complicada para su administración.
Hasta el momento, las encuestas más recientes ubican a la mandataria con una cómoda ventaja de 10 puntos, por lo que la canciller confía en ser elegida para un cuarto mandato, pero de ser así deberá buscar un socio de gobierno con el SPD.