De esos minerales, el níquel facturó en 2017 unos 600 millones de dólares, explicó en entrevista exclusiva con Prensa Latina el director general de Minería del Ministerio de Energía y Minas (Minem), Juan Ruiz.
La obra de la Revolución cubana está hecha con productos de la minería, gracias al ingenio y la visión de futuro del líder histórico, Fidel Castro, quien en la década del 70 impulsó un proyecto de investigación geológica, enfatizó.
En 1959, al triunfar la Revolución, solo se conocía el cinco por ciento de los minerales del país, pero con la cooperación del Consejo de Ayuda Mutua Económica –la principal organización económica del desaparecido Campo Socialista–, en los años 80 ya se conocía en la isla el 70 por ciento de los recursos minerales.
NÍQUEL Y COBALTO
En Cuba, cuando se habla de minería se piensa en el níquel, pues es la industria de minerales metálicos más importante de la isla. Perteneciente al Grupo Empresarial Cubaníquel –radicado en Moa, provincia de Holguín–, está compuesto por 13 empresas, dos de ellas productoras, con capacidad actual en torno a las 60 mil toneladas anuales de productos de níquel más cobalto, detalló Ruiz.
El níquel, dijo, es el elemento 20 en abundancia en la corteza terrestre y se utiliza fundamentalmente para producir acero inoxidable austenítico o serie 300, dijo.
Explicó que el acero es hierro limpio con algo de carbono; el acero inoxidable contiene hierro limpio con algo de carbono y hasta el 18 por ciento de cromo; el acero serie 300 contiene todos los elementos anteriores y entre el ocho y el 10 por ciento de níquel.
El acero inoxidable tiene actualmente más de 300 mil aplicaciones y su producción y las de sus aleaciones especiales constituyen el principal mercado del níquel. Tras un largo período de baja en los precios del mercado internacional, paulatinamente se recupera e inició el mes a 15 mil 150 dólares por tonelada, una cotización que Ruiz consideró razonable frente al promedio de 10 mil 406 dólares por tonelada en 2017.
Aunque el níquel y el acero inoxidable se pueden reemplazar en varias aplicaciones con otros materiales, los productos de acero inoxidable austenítico son insustituibles en la mayoría de sus aplicaciones, en las industrias del petróleo, alimenticia, farmacéutica o militar, apuntó.
Para la recuperación de la industria niquelífera el país está centrado en capitalizar y dar mantenimiento a las fábricas productoras, buscar eficiencia y mayores extracciones de cobalto –por lo estratégico en que se ha convertido este mineral–, y concluir con la ejecución de un proyecto de ferroníquel.
Este proceso puede utilizar el mineral que no elaboran las fábricas actuales, cuyos residuos (escoria) se emplean en la industria de materiales de la construcción para la producción de ladrillos, bloques y mezclas asfálticas.
A juicio de Ruiz, dicha estrategia contribuirá al programa de desarrollo del Grupo Empresarial Cubaníquel y del municipio Moa. Esta industria, que en 2017 facturó unos 600 millones de dólares, en un año de altos precios, como lo fue 2007, podría alcanzar unos mil millones en la misma moneda.
Mientras, la cotización del cobalto bajo grado se incrementó el 60 por ciento, respecto al precio del 2017. Se cotizó, al iniciar junio, a 93 mil 696 dólares la tonelada, respaldado por las múltiples aplicaciones actuales de este metal en la tecnología digital y en la industria de vehículos eléctricos.
El níquel cubano contiene, además de hierro y níquel, cobalto, pero este en una cantidad inferior al uno por ciento, explicó el directivo. Dicho mineral, en términos de producción mundial, es escaso y alcanza apenas las 120 mil toneladas; de las cuales, el 66 por ciento procede de la República Popular Democrática del Congo, agregó.
A excepción de este país, el resto del cobalto se obtiene como un subproducto o producción colateral de la minería del níquel y del cobre, fundamentalmente.
Sobre la reciente importancia del cobalto, amplió que de realizarse solo el 25 por ciento de las inversiones que requieren los principales fabricantes de vehículos eléctricos para satisfacer la demanda de baterías, se necesitarían más de 90 mil millones de inversión a nivel mundial.
Transnacionales automovilísticas como Volkswagen, Volkswagen & JAC, Daimler AG (Mercedes-Benz), Ford y Porsche, buscan fuentes de suministro de cobalto.
INVERSIONES MILLONARIAS
Sobre las inversiones, Ruiz explicó que en Cuba existen yacimientos minerales importantes de níquel en Moa, Mayarí (Holguín), San Felipe (Camagüey) y Cajálbana (Pinar del Río); y que los proyectos en esta industria son millonarios.
Puntualizó que en estos, los cuales empiezan desde cero o greenfield en la minería del níquel, el costo oscila entre los dos mil millones y hasta los cinco mil millones de dólares.
En la inversión extranjera, explicó que la más significativa de las ejecutadas en el país en los últimos años es el proyecto conocido como polimetálicos Castellanos para la producción de concentrados de plomo y zinc en Santa Lucia, provincia Pinar del Río, en la empresa mixta nombrada Emincar.
Añadió que es un ejemplo de inversión extranjera, pues, de un presupuesto de 306 millones de dólares, se ejecutó con 272 millones en 17 meses previstos y que durante el pico de construcción, en mayo del 2017, se emplearon mil 359 trabajadores; de los cuales, solamente 79 eran extranjeros. La fábrica se encuentra en producción desde octubre del 2017.
Esclareció que tiene capacidad para procesar un millón de toneladas de mineral al año, del cual obtienen 140 mil toneladas de concentrados de plomo y zinc, las que contienen aproximadamente 50 mil de zinc y 27 mil de plomo.
Las inversiones en la minería son millonarias. En la Cartera de Oportunidades de los grupos empresariales del níquel y geominero salinero atendidos por el Minem, existen varios proyectos de investigación geológica en prospecto para la evaluación de potencialidades en minerales como zinc, plomo, cobre, oro y plata en las zonas occidental, central y oriental, sobre todo en las regiones montañosas, abundó.
Hasta el momento existen acercamientos de empresas chilenas, canadienses y europeas para Asociaciones Económicas Internacionales en investigaciones geológicos, para la posterior explotación.
MINERÍA CUBANA
La minería es un sector vital para cualquier país, aseveró el funcionario. En la isla se practican cinco tipos: a cielo abierto, subterránea, hidrocarburos, agua y mar, y urbana, precisó.
De estas modalidades, la más conocida y practicada es la a cielo abierto, ya que la realizan 160 empresas. Resaltó que en Cuba el grupo empresarial de Industria y Materiales de la Construcción, atendido por el Ministerio de la Construcción, produce unos seis millones de metros cúbicos de áridos, en las más de 120 canteras que opera en todo el país.
Ruiz comentó que la minería subterránea en Cuba tiene una larga historia que comenzó en 1530 en El Cobre, en la provincia de Santiago de Cuba. La mina más profunda de América Latina llegó a ser la de Matahambre –actualmente cerrada–, en Pinar del Río, pues alcanzó un kilómetro y medio de profundidad.
Actualmente, solo se explota una mina subterránea en la provincia de Villa Clara, en el municipio de Placetas.
Una variedad muy particular es la de hidrocarburos, aunque pocas veces se reconoce como tal, a pesar de que el petróleo y el gas son recursos minerales y se extraen a través de pozos de perforación por el grupo empresarial Cuba-Petróleo, explicó. En la de agua y mar existen varias actividades.
Desde hace 30 años, destacó, Cuba participa en un proyecto internacional con otros cinco países sobre la minería de los nódulos marinos a través de una organización con sede en Polonia, denominada Interoceanmetal.
También es muy activa la minería urbana o del reciclaje, una idea del Comandante Ernesto Che Guevara, quien en 1961 creó la Unión de Recuperación de Materias Primas, una organización que recobra cerca del 27 por ciento de lo que desechamos, apuntó el especialista.
El reciclaje contribuye a garantizar la sustentabilidad para las nuevas generaciones, pues los recursos minerales son finitos, concluyó.