Pedro Figueredo Cisneros: cultura y política

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Por MSc. Mario Cobas Sanz | 18 febrero, 2018 |
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Pedro Figueredo nace el 18 de febrero de 1918, en la villa San Salvador de Bayamo. Realiza sus primeros estudios en el convento Santo Domingo de la ciudad. En 1834 es enviado a ilustrarse al colegio de Carraguao en La Habana, donde se gradúa en Bachiller en Filosofía.

En 1838 viaja a Barcelona, España, a estudiar Derecho, también se instruye en piano y realiza composiciones musicales, enriqueciendo notablemente su formación cultural y política.

Inician las actividades por el bicentenario de Perucho Figueredo

De regreso a su terruño, en 1843, comienza su quehacer político-cultural, impulsado por un destino histórico para con Cuba toda, cuyo verdadero significado se encuentra en su práctica y pensamiento, construido mediante códigos muy personales.

Literatura y política comenzarán a ser, para Perucho, esferas que lejos de oponerse se influyen y condicionan entre sí, como manifestaciones de una realidad histórica en que se reconocen, a la vez, criatura y creación.

El foco de interés de Pedro Figueredo no se ciñó solo al ámbito artístico-literario, sino que abarcó  la compleja problemática cubana determinada por la oprobiosa dominación colonial. En este ambiente cultural, artístico y profesional se respiraba el anhelo libertario de alcanzar la prosperidad de Cuba por la vía de la independencia.

En julio de 1849, durante las fiestas de Santa Cristina y Santiago, se inauguró parcialmente el Teatro Bayamo. Para la puesta en marcha del coliseo, Pedro Figueredo escribió un drama en verso titulado El barbero de París, llevada a escena el 11 de octubre de 1849 en beneficio del señor Bruno Martínez. Refiriéndose a las cualidades de la obra el corresponsal del periódico El Redactor escribió: “Es de grandes méritos y ha merecido la aprobación de cuantas personas entendidas la han examinado”.  

En el beneficio de la señora Ignacia González se dio también por concluida una pequeña pieza de Pedro Figueredo titulada Los apuros de un oficial de escribanía.

Al presentar deterioro constructivo el local de la Sociedad Filarmónica Isabel Segunda en 1849, se inauguró su sucesora, la Sociedad Filarmónica Cubana, el 24 de febrero de 1851, y fue nombrado director  Pedro Figueredo.

A partir de entonces, Bayamo comenzó a experimentar un florecimiento cultural gestado en torno a la institución que se convirtió en el alma de la cultura y en un importante centro de promoción de la ciencia, el arte y los valores ciudadanos, determinantes en la consolidación de una conciencia patriótica.

Desde 1852 Figueredo comienza a ser vigilado por sospechoso de infidelidad al gobierno colonial. En 1854 es obligado a residir en La Habana, donde edita el periódico El Correo de la Tarde. Colabora con la revista siboneyista La Piragua, en la que publica Excursión a la gran sabana de Yara y la contradanza cubana La Piragua, compuesta y dedicada a una amiga.

En la Gaceta de La Habana, del año 1856, encontramos varias menciones interesantes sobre esta contradanza. La primera, publicada el 11 de julio de 1856, en la sección fija Gacetín.

Regresa a Bayamo en 1858 y edita el rotativo La Filarmonía. En 1861 es condenado a 14 meses de arresto domiciliario, ocasión que aprovecha para estudiar táctica militar y escribir artículos sobre costumbres cubanas. Su casa se convierte en centro conspirativo y fue el lugar donde se constituyó el Comité Revolucionario de Bayamo, centro gestor de la Revolución de 1868.

El 14 de agosto de 1867 compone La Bayamesa, melodía patriótica que se convierte en el símbolo más alto y genuino de la cultura nacional, en la que se entrecruzan el sentimiento de amor a la patria y la decisión de combate. Esta importante composición musical cubana, trascendente por su valor patrio, se convierte en el Himno Nacional de Cuba.

Debemos evadir las manquedades de quienes reducen a Perucho a la hazaña de haber escrito La Bayamesa presentándolo solo como una figura deslumbrante de un pasado glorioso.

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