Justo en el centro meridional de Cuba se destaca Trinidad, localidad ubicada en la provincia de Sancti Spíritus y uno de los polos turísticos más importantes de la nación.
Declarada Patrimonio de la Humanidad por poseer sitios de grandes valores arquitectónicos y culturales, esta localidad del centro-sur despunta también por sus bellas playas, otro de los innumerables encantos que atesora la tercera villa fundada por los conquistadores españoles en la Isla.
Tal es así, que las riberas trinitarias representan una atractiva opción para disfrutar de estos meses de verano, ya sea en compañía de la familia, los amigos o simplemente, con la pareja.
En ese sentido, la Península Ancón sobresale por sus posibilidades excepcionales y se convierte, en la etapa estival, en el paraíso refrescante y de diversión de miles de vacacionistas, sin contar a los cientos de extranjeros que llegan a la llamada Ciudad Museo del Caribe.
Localizada a 15 kilómetros de la urbe, Ancón posee una de las dunas más hermosas de la Antilla Mayor y en su fondo marino pueden encontrarse gorgonias, abanicos y estrellas, corales negros, esponjas y pequeños peces tropicales.
Por eso, los especialistas del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) en el territorio poseen una preocupación latente: el desgaste del litoral de la península, la cual recibe en los meses de julio y agosto una gran cantidad de visitantes, por encima de sus capacidades reales.
Al decir de los expertos de la Unidad de Medio Ambiente y el Centro de Servicios Ambientales (CSA), organismos que pertenecen al CITMA espirituano, en muchas ocasiones la población desconoce la fragilidad de las zonas costeras y las consecuencias de su uso indiscriminado.
Según los técnicos, una solución viable para preservar el ecosistema marítimo y sus entornos es fomentar y consolidar una educación medioambiental, que por una parte ayude a disminuir las ilegalidades y, por la otra, permita concientizar a las personas acerca de la importancia de mantener la higiene de las playas.
Se ha trabajado en pos de incrementar las medidas de conservación, pero eso NO ha garantizado el cuidado del istmo; de ahí que en lo que resta de las vacaciones se realizarán dos pruebas de control para los bañistas, informó a la AIN Gisela Martín, directora del CSA provincial.
Detalló que estas consistirán en regular la entrada de las personas a la denominada piscina natural, creada en un inicio de manera artificial para los turistas hospedados en el Hotel Costa Sur.
En ese pequeño espacio, refirió Martín, diariamente coinciden unas 900 personas, mucho más de lo que puede soportar el sitio.
Además, explicó la directiva, si se continúa a ese ritmo, la pérdida de la arena provocará el deterioro de la duna, a lo que se añade los indicios de erosión que sufre Ancón, asociado al cambio climático y a la elevación del nivel del mar.
A pesar de que actualmente los estudios en la península muestran síntomas de estabilidad, gracias a las labores medioambientales que se llevan a cabo y la cohesión de diversos cuerpos gubernamentales y estatales para su preservación, lo cierto es que aún resulta insuficiente.
No se trata de prohibir su utilización como zona de baño y cerrar las puertas de este paraíso natural, que en la época veraniega se convierte en el centro de recreación de muchos espirituanos; pero antes de perderla, se impone definir normas políticas, jurídicas y sociales para planificar su uso desde la sostenibilidad.
Evidentemente, la protección de la península NO puede dejarse a las iniciativas propias del hombre y más cuando este es el que incide de manera negativa en la mayoría de las circunstancias.
A partir de esa realidad, las medidas NO deben ser solo paliativas y la vitalidad de las playas tampoco puede dejarse en manos de los especialistas, en algún momento habrá que establecer un punto medio para resolver la disyuntiva actual: diversión versus protección.