Satisface y alienta apreciar nuevamente a nuestras ciudades y poblados “vivos”, estremecidos ante el paso optimista y laborioso de su gente.
Es una verdad insoslayable que dejar atrás todos los meses de sufrimiento, dolor, es el resultado de una labor sin descanso de muchos y de esas benditas vacunas anti Covid-19 que los científicos cubanos ofrecieron a su pueblo, por encima de las carencias y del cruel bloqueo imperialista.
Aunque las alentadoras informaciones diarias respecto a la pandemia en Granma nos conducen al confort y la tranquilidad, siempre nos queda un “sustico” interior al pensar en el mañana.
Quizás por lo expuesto, la alegría de cinco días seguidos sin casos positivos autóctonos (al momento de redactar este trabajo), la no existencia de sospechosos a la enfermedad, ni pacientes graves o críticos por su causa, sumar cuatro semanas sin fallecidos y tres sin contagios en edad pediátrica, y mantener una mínima tasa de incidencia, no está exenta de preocupación y cautela.
La reflexión del asunto, sobre todo ahora cuando ya cinco casos con la variante Ömicron han entrado al país (todos bajo control) nos lleva a hacer todo cuanto nos sea posible para que no se empañen los festejos por el fin de año, y mucho menos el inicio del 2022 y las celebraciones por el aniversario 63 del triunfo de la revolución.
Claro que, nos toca muy de cerca a todos hacer realidad esos deseos, pues de cada uno de nosotros depende el estricto cumplimiento de las harto conocidas medidas establecidas: uso correcto del nasobuco, lavado frecuente de las manos y desinfección de estas y del calzado al entrar a cualquier sitio, no asistir a instituciones laborales o de estudio con síntomas respiratorios y ante ellos acudir de inmediato a los centros de salud.
Según considero es esencial el cumplimiento de otras de las medidas, si queremos que continúe totalmente controlada la situación epidemiológica, mantener el distanciamiento social en colas y sitios públicos, porque aunque aún no estamos en los días festivos, ya se aprecian grandes filas ante la venta de cualquier producto, y en ellas, muchas personas demasiado cerca unas de otras, algunas con el nasobuco incorrecto e incluso sin el valioso aditamento.
Además, choca ver cada tarde en la Plaza de la Patria de Bayamo, por solo poner un ejemplo, a una elevada cifra de jóvenes y adolescentes jugar fútbol, abrazarse cuando hacen un gol, totalmente desprovistos de protección, es decir, de mascarilla, ajenos a una realidad demasiado evidente.
De la manera expuesta será prácticamente imposible que no se produzcan contagios, sobre todo de infecciones respiratorias, muy en alza en estos días de cambios frecuentes de temperatura.
Contribuyamos todos para que perduren la alegría, las celebraciones y el festejo, para el restablecimiento de la economía del territorio, para un nuevo año en el que se pueda vivir normalmente, y para que finalmente la Covid-19 deje de ser una piedra en el zapato colectivo y la salud de las personas esté a la altura del esfuerzo de las direcciones del Partido, del Gobierno y de Salud Pública.