Como los pinos nuevos que aludió José Martí en el discurso se yerguen cada día los pequeños y pequeñas del taller artístico musical de la escuela especial Mártires de Pino 3 en la Ciudad Escolar Camilo Cienfuegos.
Porque es martiano de corazón y práctica, el profesor Wilberto Méndez Torres escogió ese nombre para el grupo musical que desde hace un cuarto de siglo lidera con su guitarra y su voz.
Trabajar en la enseñanza especial exige a cualquier persona una dosis extra de sensibilidad, si a ella se suma el talento artísticos, se estará más que bien dotado para este difícil pero hermoso desempeño.
Lo confirma el ¨profe¨ Wilberto, archiconocido en la escuela y sus contornos por los resultados de trabajo con niños desde primero a noveno grado en la enseñanza especial, en la que ha permanecido la totalidad de sus años de trabajo como docente, desde que se graduara en la Escuela de Instructores de Arte de El Yarey.
¨Nunca he tenido otro centro de trabajo, ni he pensado irme de aquí, estos niños son mi razón de ser, por ellos me levanto cada día¨, nos dice Wilberto convencido de su papel en la formación escolar y personal de cada educando.
Cualquier profesor o personal de apoyo, familiares o vecinos da testimonio de lo que significa el grupo Pinos Nuevos para la escuela, es alegría, y en particular la presencia y el trabajo del profesor Wilberto.
Hasta enfermos quieren ir a las secciones de música, danza, o papier maché que les imparte el profesor, aprender a tocar guitarra o cualquier otro instrumento los entretiene y hace sentir muy bien, sobretodo ganar en autoestima y valoración de los demás, pues participan en matutinos, festivales, actos, dentro y fuera de la escuela.
Pinos Nuevos representó a Cuba en 2007 en el Primer festival de discímiles, proyecto que auspicia la Cruz Roja Internacional que tuvo lugar en la República Dominicana. Allí el auditorio quedó impactado con el desempeño de los niños y niñas cubanos, con discapacidad intelectual leve pero capaces de defender un repertorio y ritmos muy cubanos, además de desempeñarse en todo momento con disciplina y educación.
Un popurrí de danzas cubanas, con chachachá y mambo incluido complementan el repertorio artístico del grupo, al que se suman aficionados de la comunidad de la Ciudad Escolar. Y es que el profesor no desaprovecha ningún don que pueda descubrir en seres humanos, manifiestan las auxiliares pedagógicas, para las que los turnos de música son un alivio, una verdadera terapia para sus estudiantes.
Aleida Estrada, auxiliar pedagógica con varias décadas de experiencia y compañera de Wilberto refiere que si alguno de los muchachos de la escuela presenta problemas de disciplina u otro, no hay más que pasarlo por las manos del profe, allí se solucionan muchas situaciones, pues el arte de manera general tiene un gran valor terapéutico, además del amor que pone el profesor en cada clase y del líder indiscutible que es para sus compañeros y alumnos.
Me señala con discreción un estudiante difícil de aplicar unos meses atrás, no hizo más que caer en las manos del profe de guitarra y proponerle aprender a tocar el instrumento con el compromiso de tener una disciplina ejemplar, para que los problemas se disiparan. Así hay muchos ejemplos.
Otros se relacionan con la ausencia de estímulos sensoriales, afectivos en el seno familiar, que se van modulando y desarrollando en el taller artístico, que alcanza además las manifestaciones escénicas.
Profesores y no docentes también disponen de su propia agrupación coral preparada por el instructor, una especie de hombre orquesta en la escuela. Para Yurisbel Cañete Rosa, directora de Mátires de Pino 3 la presencia de Méndez Torrez es muy valiosa, significa alegría y orden para los alumnos y las actividades.
El instructor de arte promueve además la construcción de medios de enseñanza, entre ellos instrumentos musicales con papier maché que luego usan en las galas y matutinos, con los que pequeños músicos realizan doblajes de temas infantiles y del repertorio patriótico cubano.
Hace dos años la salud de Wilberto de vió sacudida y lo atacó la melancolía, no por el padecimiento en sí, sino porque lo alejó de la escuela varias jornadas y refiere que no sabe vivir sin sus muchachos, ellos lo hacen sentir útil y feliz, feliz de darles el amor que merecen y que muchas de sus familias les regatean por diferentes motivos.
Para él es un reto mantenerse saludable, sabe que es necesario y pilar fundamental de la socialización, el aprendizaje y el crecimiento individual de decenas de pequeños afectados por trastornos cognitivos, a los que enseña a través del arte a ser útiles y felices.
Los miércoles en la tarde son especiales, es el horario de recreación y el profe los espera con juegos, canciones, ensayos y mucha alegría. Cuando se ausenta, los rostros infantiles no sonríen igual a pesar de los esfuerzos del claustro. Pero si asoma el triciclo pequeño, inventiva del incansable trovador, los saltos de felicidad son inmensos.
La vida le regaló tres hijos biológicos, dice Wilberto, pero muchos más por el afecto, de los que se siente agradecido, ese aprendizaje, ese interés por superarse de sus alumnos lo conmueve y lo hace superar cualquier adversidad.
Presto toma la guitarra y con la mirada los insta a regalarnos los poemas de Antonio Guerrero musicalizados y después Cuba que linda es Cuba. Los Pinos Nuevos tienen su historia, una historia que conmueve a diario, hecha del más puro amor humano.